Por: Octavio Díaz
García de León
A Donald Trump, precandidato
del Partido Republicano a la presidencia de Estados Unidos se le ha comparado
con Hitler y Mussolini ya que en algunas de sus peores facetas recuerda a
aquellos dictadores. Es un demagogo con propuestas contrarias a la democracia, al
respeto a los derechos humanos y a la dignidad de las personas, Sin embargo, el
movimiento que lo apoya es un fenómeno diferente al fascismo italiano, español
o alemán que surgieron en los años veinte del siglo pasado y tiene
características peculiares a los Estados Unidos.
El periodista Carl Bernstein
ha llamado al sector del electorado americano que apoya a Trump, neofascistas. Bernstein
dice de Trump que “se trata de un líder máximo, que desprecia a la democracia y
sus instituciones, a la prensa y la libertad de expresión, quien justifica a la
violencia y la tortura e incita al odio”.
Este discurso incendiario y mentiroso de Trump es el que ha encontrado
un eco sorprendente entre la población de su país. .(http://mediamatters.org/video/2016/03/14/carl-bernstein-calls-trump-out-as-a-neo-facist/209241).
Los expertos han tratado de entender
el por qué Trump ha encontrado apoyo entre esa población que se ha
caracterizado por manifestar malestar, enojo, miedo y angustia. Una explicación
que ha estado circulando recientemente tiene que ver con las propuestas
económicas de Trump. Si bien tiene
seguidores racistas de extrema derecha como los del Ku Klux Klan, cuyo líder le
dio su apoyo, y ha tocado una fibra sensible entre personas que favorecen el
autoritarismo, su propuesta económica es consistentemente contraria a la
globalización, opuesta al libre comercio y proclive a echarle la culpa de los
males económicos de su país, a México, a China y a los millones de
indocumentados, en su mayoría mexicanos, que aportan mano de obra barata a Estados
Unidos.
Argumentos que no se sostienen
bajo un análisis un poco más riguroso pero que por su sencillez, ayudan a explicarle
a los inconformes el origen de sus males. La receta la aplicó Hitler al culpar
a los judíos y a la democracia de los males económicos que sufría su país siendo
que los mismos se debían a otros factores como la devastación por la primera guerra
mundial, la inestabilidad política, la inflación desbocada y a las condiciones
abusivas del Tratado de Versalles (Que también denunció Hitler), los cuales trajeron
tanto malestar económico a la Alemania de los años veinte del siglo pasado. Esta
receta la ha vuelto a aplicar con éxito Trump, mediante una propuesta económica
proteccionista y aislacionista, apelando a un gran segmento de la población
americana que se ha visto afectada en su situación económica por la crisis del
2008 y las políticas de globalización.
La crisis especulativa del
2008 hizo que millones de personas perdieran sus hogares, sus empleos, que la
economía estuviera a punto del colapso y obligó a los contribuyentes americanos
a destinar un billón de dólares para rescatar a las instituciones financieras. Pero
el sacrificio no fue parejo. Mientras un número importante de personas eran
empujadas a la pobreza, los banqueros responsables de la crisis cobraron
cientos de millones de dólares en bonos y algunos de ellos conservaron sus
empleos sin problemas. Mientras los ricos se hacen cada vez más ricos y la
riqueza se concentra más, una parte de la población americana, acostumbrada a
un nivel de vida cómodo, ha visto deteriorarse sus condiciones de vida y sus
expectativas para el futuro son pesimistas. Todo ello explica el por qué se
sienten atraídos por el discurso anti sistema y aislacionista de Trump. (http://www.theguardian.com/commentisfree/2016/mar/07/donald-trump-why-americans-support).
Trump ya rebasó al Partido
Republicano y lo más probable es que la lucha por la presidencia se dé entre
Hillary Clinton y Donald Trump. Hoy en día las encuestas indican que la Sra.
Clinton tiene un 47.3% de la intención de voto y Trump un 41%, o sea un 6.3% de
diferencia. (http://www.realclearpolitics.com/epolls/2016/president/us/general_election_trump_vs_clinton-5491.html). Para quienes
esperan que Trump sea derrotado, este no es un dato muy alentador porque la
distancia entre los punteros no es significativa y puede cambiar en el
transcurso de la campaña. Podemos esperar una fuerte batalla por parte de Trump,
impulsado por el tiempo de cobertura gratuito que le han dado los medios de
comunicación, lo que le podría dar el triunfo.
De ganar Trump y llevar a cabo
sus promesas de campaña, México debe estar preparado para lo peor. Se podrían
esperar deportaciones masivas originando una crisis de refugiados en nuestra
frontera norte de proporciones difícilmente imaginables. Una guerra comercial
podría dañar seriamente la viabilidad económica de nuestro país, especialmente
de la industria de exportación. El muro en sí no tendría mayor trascendencia ya
que no impactaría mayormente el flujo de personas hacia el norte, pero quiere
que lo pague México. En cuanto a la amenaza de Trump de usar su ejército contra
México de ser necesario, no hay manera de detenerla. Nuestras fuerzas armadas
se han convertido más bien en fuerzas policíacas que apenas alcanzan a cubrir
el territorio nacional. No tienen capacidad para enfrentar el poderío militar
del vecino del norte. Esperar a que la cordura impere entre el electorado
americano no es pretexto para no tener planes de contingencia en nuestro país.
Urge se replantee la agenda de riesgos de seguridad nacional y contar con alternativas
de acción ante la posibilidad de que Trump sea elegido y cumpla sus amenazas. ________________________________________________ Twitter: @octaviodiazg http://heraldo.mx/tag/todo-terreno/ Correo: odiazgl@gmail.com
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