POR: OCTAVIO DÍAZ G.L.
@octaviodiazg
La
diversión y el entretenimiento se han
vuelto el objeto del deseo de la mayoría de las personas. ¿Qué hacer con el
tiempo ocioso? ¿Cómo descansar de las
presiones del trabajo? ¿Cómo dejar de pensar en los problemas personales que aquejan
a todos? Se ha creado un gran sistema que impulsa el escapismo y cuyo paradigma
es la masificación, la trivialización,
el escándalo y el espectáculo potenciado por la disponibilidad no solo
de la televisión sino de otros medios audiovisuales cada vez más ubicuos como las
computadoras personales, las tabletas y los teléfonos multimedia. Lo que Vargas Llosa y otros autores han
denominado la civilización del espectáculo ha contaminado innumerables terrenos
del quehacer humano. Como menciona Vargas Llosa en su libro “La Civilización
del Espectáculo”, este fenómeno ha transformado las artes y la cultura en
general, la política, el sexo, los deportes, el periodismo y la religión entre
otros.
Algunos
de los aspectos que ha alterado esta
nueva civilización son:
1. Música. Antes solo una limitada
audiencia podía escuchar música: aquellos que podían asistir a un concierto en
vivo. Los compositores y ejecutantes existían en número muy limitado. Ahora la música se ha masificado. El acceso a la música
de cualquier tipo es universal pero además la producción de música también. Las
compañías productoras se disputan las audiencias apoyadas en el espectáculo; la
producción de música ha crecido exponencialmente y su calidad ha disminuido también
exponencialmente. La música dejó de ser un arte para pocos para convertirse en diversión efímera, sin
contenido y un gran negocio.
2. Pintura
y escultura.
Las artes plásticas también se han visto afectadas. Si durante siglos la
estética fue evolucionando gracias a rupturas con el pasado, ahora la ruptura se
convierte en escándalo para generar publicidad. Como menciona Vargas Llosa,
cuando Duchamp presenta un orinal (La Fuente) es una ruptura con el pasado y
todavía es arte; pero cuando un artista
presenta esculturas usando caca de elefante solidificada como base, se trata de
generar espectáculo para favorecer el valor de lo expuesto. Ahora el único
valor de la obra es como mercancía y
depende de la mercadotecnia, no de sus méritos artísticos.
3. Literatura. Cada vez hay menos
novelas, obras de teatro y libros de poesía que apelen a los viejos valores
estéticos. Novelas como Palinuro de México de Fernando del Paso o la poesía de
Octavio Paz difícilmente alcanzan tirajes como las novelas que solo buscan
entretener; novelas sin profundidad y en la mayoría de los casos sin valor
literario. Se consumen las obras como las de Dan Brown que están pensadas para
la gran masa. Novelas con pocos personajes, capítulos breves, lenguaje
sencillo, acción intensa y acontecimientos que llaman la atención por novedosas.
Todo ello ayudado por la mercadotecnia para crear expectación y generar ventas. Ante
el asalto de los “best sellers”, la poesía – por ejemplo- ha perdido espacio
frente a los libros-espectáculo.
4. Deportes. Lo que debiera ser una
actividad que ayuda a la salud, el
bienestar físico y a la formación de las personas, se ha convertido en el espectáculo por excelencia para la humanidad.
Para darnos una idea del alcance que tiene, el mundial de fútbol de 2010 tuvo
una audiencia televisiva de 3,200 millones de personas. También se estimula la práctica
del deporte, pero en el trasfondo también hay un negocio en los clubes y la
venta de ropa y equipo especializado. Solamente unos cuantos deportistas
privilegiados pueden aspirar a alcanzar la cúspide del alto rendimiento donde
les espera el dinero y la fama.
5. Política. La política también se ha
visto afectada notablemente por el espectáculo. Tenemos el caso de actores que
se convirtieron en políticos exitosos en Estados Unidos como Ronald Reagan y
Arnold Schwarzenegger. El ex presidente Sarkozy de Francia fue ayudado por su
esposa Carla Bruni, actriz, cantautora y ex modelo. Por ello los partidos políticos
cada vez más buscan candidatos con atractivo
físico y otras cualidades mediáticas, más que por su profundidad de pensamiento o su
capacidad administrativa. Triunfa quien es capaz de convertirse en espectáculo.
6. Noticias
y periodismo.
Otro ámbito afectado por la cultura del espectáculo es el de las noticias. Estas
se han vuelto también una fuente de diversión. Estamos informados de todo y
nada. En 140 caracteres nos enteramos de lo que ocurre por todo el mundo pero
sin ninguna profundidad. Sabemos de una gran
cantidad de asuntos que solo apelan a las emociones y no a la inteligencia. Las
noticias también se han convertido en un gran negocio. Ya no se sabe cuándo se
trata de información relevante o publicidad pagada. Los políticos y las
empresas disfrazan de noticia lo que es publicidad para promoverse.
7. Religión. Han proliferado las iglesias
de todo signo que se llenan de devotos
atraídos por una religión transformada en espectáculo. Estas venden esperanza,
comunión con otras personas y un sentido de pertenencia en donde las creencias
pasan a segundo término. Encabezada por predicadores que son grandes actores y
excelentes oradores, han sabido explotar la religión para convertirla también en
un gran negocio.
La
civilización del espectáculo ha transformado grandes áreas de la actuación
humana y las ha hecho perder profundidad y calidad intelectual, las ha vuelto
negocio y ha trastocado los fines que perseguían originalmente.
Desafortunadamente esta nueva civilización está produciendo una sociedad de zombis.
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