@octaviodiazg
Hace
unos días tuvo lugar en la ciudad de
México el Encuentro Nacional de Autodefensas en donde destacados líderes de
grupos de autodefensa de todo el país y otras personalidades religiosas,
políticas y activistas sociales se reunieron para hacer un frente común a favor
de la autodefensa contra la inseguridad. Participaron activistas como el Padre
Solalinde que se ha dedicado a la defensa de los migrantes centroamericanos que
cruzan nuestro país o caen víctimas de
la delincuencia al intentarlo (se estima
que más de diez mil de ellos han
perdido la vida).
El mensaje que dieron estos líderes es muy preocupante. No
solo ya no confían en las autoridades sino que ya no quieren saber nada de
ellas. Hacen un llamado a que las personas tomen en sus manos su propia defensa
contra los delincuentes y las autoridades corrompidas. No es un llamado a la
sublevación contra el Estado Mexicano pero sí a ignorarlo, a hacerlo a un lado
y tomar la justicia en sus propias manos.
Hoy en día se reportan linchamientos de policías y delincuentes en
diferentes partes del país. El combate abierto a la delincuencia por parte de las
autodefensas se da ya en Michoacán y Guerrero. ¿Será esto lo que nos espera por todo el país, linchamientos y
combates entre civiles y delincuentes?
Hace
un año escribí en estas páginas un artículo sobre el fenómeno de las
autodefensas y persiste la misma
pregunta que entonces: ¿son una solución al problema de la seguridad en México
o una amenaza? Desafortunadamente no hay una respuesta sencilla. A veces se les
percibe como una amenaza y entonces se les combate y encarcela; a veces como
una ayuda y entonces las fuerzas federales realizan operativos
conjuntos con ellas. Muestra de esta ambigüedad es lo que ha hecho el Comisionado
Castillo en Michoacán: meter a la cárcel a algunos de sus líderes, pactar con
otros, incorporar a las guardias rurales a algunos de ellos, hacer que
registren sus armas, desarmar a los que puede, etc...
El
movimiento de autodefensa ha generado mucha polémica. Están quienes lo ven como
un movimiento legítimo en donde la sociedad ha tomado un papel activo para
defenderse de la delincuencia ante la ausencia o complicidad de las autoridades
y está también la visión de quienes temen los peor de esos grupos y los
comparan con las fuerzas paramilitares que combatieron a las FARC en Colombia con
crueldad similar a los delincuentes.
Posiblemente la verdad esté en un punto intermedio. Con el éxito y el
crecimiento de los grupos de autodefensa, especialmente en Michoacán, las
autodefensas se han visto penetradas por los mismos Caballeros Templarios a
quienes se suponen combaten, han sido armados por otros grupos de delincuentes
con armas provenientes de Estados Unidos y es posible que tengan en sus filas a
elementos de grupos rivales de los Templarios. Pero las autodefensas han tenido
la virtud de finalmente hacer que el gobierno federal intente hacerse cargo de Michoacán en donde el Estado Mexicano
ya no tenía presencia por haber sido cooptadas las autoridades locales y en
donde las extorsiones y el abuso a la población habían alcanzado niveles nunca
antes vistos en nuestro país.
Sin
embargo la discusión centrada en las autodefensas es un error. La prioridad no
puede estar en acabar con las autodefensas en el corto plazo sino con todo
aquello que les dio origen, empezando por los delincuentes. Por ello en
Michoacán no pueden ser la prioridad el desarme y control de las autodefensas. Aún
falta por desarticular completamente a los Caballeros Templarios. No ha habido
operativos en las grandes ciudades donde se refugian como Morelia, Uruapan, Zamora y otras. Quedan pendientes de recuperar muchos municipios de
ese estado como por ejemplo los del oriente del estado colindantes con el
Estado de México.
Acabar
con la delincuencia es el verdadero reto. Las autodefensas, si no acaban de ser
penetradas por los delincuentes, se irán acabando al desaparecer aquello que
las originó. Regresar la discusión de que hacer para acabar con la delincuencia
será más provechoso para todos. Por ejemplo: restaurar las fuerzas del orden en
estados y municipios mediante la profesionalización de sus policías; seguir
aumentando las capacidades y número de las fuerzas federales a través de la
gendarmería, la policía federal, el Ejército y la Marina; aumentar capacidades
de inteligencia; fortalecer a la PGR y las procuradurías estatales; fortalecer
al poder judicial; etc. . Un aspecto
estratégico es controlar nuestras fronteras: la norte para evitar el influjo de
armas y dinero y la sur para evitar el influjo de drogas, migrantes ilegales y
armas. Tan solo entre 2007 y 2011 se decomisaron más de 68,000 armas de fuego que
alcanzarían para equipar a la mitad del Ejército Nacional. A mediados de mayo
terminó en Michoacán el proceso de registro de armas de las autodefensas que
operan en ese estado y se registraron alrededor de 6,400 armas de las
cuales 4,500 son de uso exclusivo del
ejército. Estas alcanzarían para equipar a una división del Ejército Mexicano.
Otro ejemplo es Tamaulipas donde en los últimos catorce meses se han decomisado
3,790 armas de fuego.
Hay
que evitar que se sigan incorporando delincuentes a las autodefensas pero no es
todavía el momento de preocupase por acabar con ellas. Cuando termine la limpia de delincuentes y se
regrese la seguridad a la población entonces los grupos de autodefensa legítimos
se irán acabando solos.
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