15 de febrero de 2014

LA ERA DEL TRABAJO FLEXIBLE


 

@octaviodiazg

 
     Con la nueva economía post industrial, las formas de trabajo están  cambiando. Si bien todavía existen líneas de producción donde trabajan personas,  así como servicios que requieren la presencia de trabajadores de manera continua, también es cierto que muchos de estos trabajos están en vías de extinción. Por ejemplo, en las líneas de ensamble cada vez veremos más robots realizando las tareas repetitivas. En un artículo reciente de la revista The Economist se mencionan trabajos que con las nuevas tecnologías tienen más probabilidad de desaparecer. De su lista de 18 profesiones donde menciona la probabilidad de que desaparezcan, las cinco con mayor riesgo en los próximos diez años son: tele mercadeo 99%, contadores y auditores 94%, vendedores en tiendas 92%, escritores técnicos 89%, vendedores de bienes raíces 86%. Los que menos probabilidades tienen de desaparecer son: terapistas recreacionales 0.3%, dentistas 0.4%, entrenadores de atletismo 0.7%, clérigos 0.8% e ingenieros químicos 2%. De acuerdo con el artículo las máquinas serán capaces de reemplazar a los trabajadores en aquellas  especialidades con mayor riesgo. 

    En la nueva era del trabajo dejarán de existir los siguientes paradigmas:

1.    Horarios fijos de trabajo.

2.    Número de horas fijas de trabajo.

3.    Lugares fijos de trabajo.

4.    Empleo permanente en una organización.

     Así, por ejemplo, podemos apreciar que el paradigma del pago por número de horas de trabajo tiene un incentivo perverso. Cuando se paga por horas trabajadas y no por el producto del trabajo, existe un incentivo para ser menos productivo ya que no importa hacer las tareas más lentas al fin que lo que se paga es por horas. Si se pagara en función a lo producido, el incentivo sería ocupar el menor tiempo posible. Por ejemplo, el abogado que cobra por hora tiene un incentivo para alargar los casos lo más que pueda. Si se le pagara por tener éxito en el caso, trataría de hacerlo en el menor tiempo posible.

     Otro caso es el del paradigma del pago a cambio de cumplir con la presencia en un lugar de trabajo en un horario fijo, dándole más importancia a cumplir con la presencia que a lo que se produzca;  incluso se premia a quien pasa más tiempo allí sin importar lo que haga o los resultados que dé. Existe el mito de que quien pasa más horas en su trabajo produce más lo cual, como vimos en el párrafo anterior, no es cierto. Los directivos que no tienen claro qué objetivos fijarles a sus trabajadores se sienten más seguros cuando cuentan con la presencia de sus subordinados en sus lugares de trabajo. Sucede en instituciones de gobierno en donde existen muchos trabajos que se realizan por  inercia sin reflexionar si agregan algún valor. Podríamos desaparecer secretarías enteras del gobierno federal y no se sentiría su impacto en el país. A veces el argumento es que es imposible fijar objetivos en los trabajos. En otras ocasiones es el miedo a dejar de hacer algo que se viene haciendo desde hace décadas.  Por ejemplo, ¿qué pasaría si desapareciera el trámite de registro que hacen las asociaciones religiosas en la Secretaría de Gobernación? Para lo único que sirven ciertas actividades de gobierno es para alimentar a la burocracia.
     En la nueva era del trabajo flexible basta con poner objetivos a los trabajadores para hacer caso omiso de los horarios. Ellos sabrán cómo administrar su tiempo para dar los resultados esperados y de no alcanzarlos sufrir las consecuencias.
     Con las nuevas tecnologías tampoco es necesario acudir a una oficina. Se puede trabajar hoy en día desde cualquier parte del mundo y producir los resultados que requiere una organización en donde quiera que se esté. Las oficinas se están transformando en lugares de reunión con cafeterías, salas de estar, salas de juntas y donde cada vez hay menos cubículos y oficinas. El ahorro en transporte tanto en combustible como en tiempo será de enorme beneficio para la humanidad.

     Las organizaciones ya no necesitan tampoco a los mismos empleados siempre. Van requiriendo talentos cuyo perfil va cambiando con el cambio en sus mercados. Hoy en día se puede recurrir por internet a la contratación de talentos en todo el mundo en procesos de subasta en donde gana el mejor calificado y el más barato.
     También la entrada masiva de las mujeres a la fuerza de trabajo ha hecho más necesario el disponer de esquemas de trabajo flexible y que los hombre tomen las tareas del cuidado de los hijos a tiempo completo. Los nuevos paradigmas de trabajo requieren que las instituciones de nuestro país, especialmente las de gobierno, se incorporen a la era del trabajo flexible; asimismo, es necesario que las leyes laborales reflejen esa nueva realidad.
     La transformación va orientada a  no pagar por  el tiempo que se pasa en los lugares de trabajo sino por lo que se produce; a pagar el talento, no la antigüedad.
     Por otra parte, para las personas lo importante ya no es solo tener el dinero suficiente para subsistir sino también el tiempo para tener una vida digna y con calidad. Cuando se quita la libertad, se quita el bien más preciado: el tiempo para hacer lo que se quiera. El  trabajo ya no debe tener la lógica de una prisión.


Bibliografía:

1. FUTURE WORK. HOW BUSINESS CAN ADAPT AND THRIVE IN THE NEW WORLD OF WORK. Autores: Alison Maitland and  Peter Thomson. Ed. Palgrave McMillan. 2011. e-book


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