Ya
está listo el presupuesto de egresos de la federación (PEF) para el 2014 después
de la gran polémica que causó la miscelánea fiscal. El presupuesto de egresos normalmente no genera la misma polémica y es lógico. Recaudar
más, cobrando más impuestos nunca le gustará a los que tienen que pagarlos; lo
que ya no es sostenible es que sea PEMEX
el que genere el 32% de los ingresos del gobierno. Por lo pronto seguirá pendiente una reforma
fiscal de gran aliento que ya no se dio este año.
En
cuanto al PEF, todos los interesados estarán viendo cuánto les toca para los programas que beneficiarán a su comunidad. Sin embargo no es de esperarse que haya
sorpresas. El PEF tiene un alto componente inercial. Analistas mencionan que el 90% del presupuesto ya está definido antes
de su discusión en la Cámara de Diputados por lo que no hay muchas novedades en
materia de nuevos programas públicos. Desafortunadamente la operación del
gobierno y sus tiempos no dejan espacio para reflexionar sobre lo que necesita
México en el largo plazo y cómo gastar de manera más estratégica para el
desarrollo del país. Asimismo los grupos de interés que se han beneficiado por
muchos años de las asignaciones presupuestales son una razón importante de
porqué se mantiene la inercia en el gasto y que se vuelve muy difícil de
romper.
Aparentemente
el presupuesto de 2014 trae un importante componente en materia de inversión en
infraestructura, lo cual es una magnífica noticia, y una reducción en el
presupuesto de SEDESOL que también es necesaria. Si bien los programas de
SEDESOL ayudan a los más pobres, también es cierto que este apoyo no debería
ser permanente. Tendría que darse solo hasta que vayan saliendo de su pobreza y
se valgan por sí mismos sin ayuda gubernamental. Si esta autosuficiencia no se
da, los programas de gobierno en esta materia no están siendo eficaces. Por
otra parte la apuesta por el gasto en infraestructura es la correcta ya
que es el gran habilitador de la economía.
Por ejemplo, más que darle subsidios a empresarios,
el dinero del Estado estará mejor utilizado si se les dan las condiciones para
que realicen sus negocios y prosperen sus empresas. Desde estorbarles menos con
trámites innecesarios hasta darles la
infraestructura que requieren para abaratar sus costos y volverse competitivos.
China ha dedicado enormes cantidades de
su gasto a proyectos de infraestructura gracias a la visión de largo plazo que
tienen sus dirigentes y lo cual permitirá que la economía de ese país siga creciendo.
En
México existe una gran lista de
proyectos de infraestructura que hacen falta y que bien haría el Estado Mexicano
en impulsar. Dado que desde el año
pasado se promulgó la Ley de Asociaciones Público-Privadas, se da también la
oportunidad a la participación de la
iniciativa privada en estos proyectos ya que los montos de inversión que se requieren
son enormes. Entre los proyectos de infraestructura que hacen falta en el país se encuentran por ejemplo: la construcción de un canal interoceánico en
Tehuantepec para comunicar el Atlántico con el Pacífico (Si Nicaragua lo puede
hacer como ya lo ha anunciado, no veo porqué México no lo pueda hacer); la
construcción del nuevo aeropuerto de la Cd. de México que es urgente; la ampliación
y modernización de puertos marítimos; la ampliación y modernización de
aeropuertos como el de Aguascalientes; la construcción de nuevos puentes
internacionales en las principales ciudades fronterizas; la construcción de ferrocarriles
rápidos que unan las principales ciudades del país; la modernización y ampliación de
todas las vías férreas del país, cuya longitud es la misma desde tiempos de Don
Porfirio Díaz y el estado de las mismas bastante malo; la ampliación de
carreteras en tramos saturados como la México-Querétaro; acueductos para llevar
agua a los desiertos (Como lo hizo California); la construcción de plantas
desalinizadoras; construcción de centros de investigación en materias como
nanotecnología, biología sintética, nuevos materiales y otros aspectos de
tecnología de punta (Como lo hizo Singapur).
Hay
que tomar en cuenta que estos proyectos tradicionalmente han padecido problemas
de corrupción que pueden encarecerlos y desviar recursos de sus fines. La propuesta de gasto federal del 2014 y del
gasto de estados y municipios deberá ir
acompañado de un ejercicio serio por abatir la corrupción. En este
sentido hay que preguntarse qué pasó con la iniciativa del presidente Peña de
crear una Comisión Nacional Anticorrupción. Lo último que se sabe es que está detenida en el Congreso, entre otras
razones, porque el PAN ha insistido que dicha Comisión tenga facultades para
ejercer la acción penal. Creo que urge más crear la Comisión y que empiece a
operar con esquemas que ya he sugerido antes en esta columna y no detenerse en
esta discusión. Después de todo, lo
relevante es la capacidad para realizar investigaciones e integrar las acusaciones
que se sostengan ante un juez sin
importar si las lleva directamente la Comisión
o lo hace el ministerio público. El gasto en infraestructura aunado a un
esfuerzo nacional por combatir la corrupción le daría beneficios inmensos al
país. Ojalá en el futuro cercano se dediquen cantidades ambiciosas de recursos
a proyectos de infraestructura que tanta falta le hacen a México y es bueno que en el PEF se contemplen asignaciones importantes para
el próximo año.
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