En la mitología
griega se habla de la historia de Pigmalión, el Rey de Chipre que decepcionado
de los vicios e imperfecciones de las mujeres de su tiempo, prefirió no
casarse. Decide entonces esculpir a una mujer y el resultado de su obra es tan
perfecto que queda enamorado de la estatua, llenándola de regalos y ropas como
si estuviese viva. Tanta es su devoción a la estatua llamada Galatea, que le
pide a la diosa Afrodita le conceda le dé vida para casarse con ella y la Diosa acepta. El
Rey descubre que le han concedido su
deseo cuando poco a poco la estatua cobra vida.
Feliz, el Rey ha encontrado a la mujer que deseaba, la hace su esposa y
tiene un hijo con ella.
La fábula
relatada por Ovidio en sus Metamorfosis
ha inspirado numerosas obras entre las cuales está “Pigmalión” del escritor inglés George
Bernard Shaw. En los años cincuenta se hizo un
musical basado en esta obra de teatro y de allí surgió la película llamada “Mi Bella Dama”, un éxito de taquilla
en los sesenta. En la obra de teatro, un profesor de fonética está convencido de que
puede transformar a una florista de uno de los barrios bajos de Londres en una
dama de la alta sociedad, enseñándole a hablar con la pronunciación y
corrección de una reina. El profesor toma el reto como si se tratase de lograr
una obra de arte. Lo hace sin ninguna contemplación hacia la pobre florista que
se somete al rudo entrenamiento. Sin embargo, durante toda la obra se escuchan los ecos de una reflexión: ¿Qué va
a pasar después, cuando termine su experimento y la florista hecha ya toda una
dama de sociedad tenga que regresar a los barrios bajos en donde vivía en la
miseria? Al profesor, que es un tipo sin modales ni respeto por los demás, nada
le importa de lo que pase con esta mujer. Pero una mujer así transformada ya no
puede regresar al lugar de donde vino. Pero ¿cómo es que la florista puede tomar un papel de dama de alta sociedad si no lo
es, ni tiene el dinero para pasar por tal? ¿Es sostenible el crear un personaje
tan diferente de la persona a partir de la cual se construye o tarde o temprano
acabará por fracasar? Shaw deja en el aire la respuesta.
La posibilidad
de crear un ser perfecto o por lo menos con grandes cualidades, es un sueño de pedagogos, entrenadores, padres de familia,
dueños de negocios del entretenimiento y
de partidos políticos quienes quisieran dar vida a personas así. Pero, además, los
pueblos aspiran a tener este tipo de personajes en quienes poderse ver
reflejados. Por ello se cultiva la imagen de actores, cantantes, futbolistas, tenistas, intelectuales,
políticos y muchas otras figuras públicas. Para ello han surgido los expertos
en imagen capaces de crear personajes
públicos que poco o nada tienen que ver con las personas reales. Llenan así las
expectativas de las masas deseosas de verse
reflejadas en ellos y convierten a estos personajes en mercancía vendible como cualquier otra. La
gente paga por verlos, por saber que hacen, por tener una prenda que ellos usan
o un perfume, por manejar el auto que ellos conducen o bien, vota por ellos.
En la política estos personajes creados de la nada luego dan
sorpresas cuando se revela su verdadero ser. Allí está el caso de Hitler.
Gracias al extraordinario manejo de la propaganda, este político se convirtió
en un personaje fascinante cuando en el
fondo era un fanático despreciable y caricaturesco. Quienes lo alentaron, lo
subestimaron creyendo que podrían manipularlo para sus fines pero fue al revés:
los manipulados fueron ellos y así llevo a Alemania a la destrucción y de paso
a media humanidad.
El Presidente de
EUA, Ronald Reagan, fue otro ejemplo de un fenómeno de masas. Actor de
películas regulares, supo usar sus dotes de actor para convertirse en un gran comunicador. No tenía grandes conocimientos
de los asuntos de estado ni muchas dotes
intelectuales. Respondía a los intereses de los grandes empresarios de su país,
especialmente del complejo industrial-militar y dejó que sus colaboradores
condujeran los asuntos del país. Se limitó a seguir el guión al pie de la letra
y dejó en manos de otros los asuntos de estado. Un ejemplo más reciente es el
de Sarah Palin que fue candidata a la Vice Presidencia de Estados Unidos y que
fue capaz de llegar a esa candidatura gracias a una imagen física atractiva. Los
genios de la publicidad la convirtieron en un buen producto político a pesar de
sus limitaciones intelectuales.
Hay peligro en
sucumbir ante los encantos de estos personajes ya que quienes los manejan están tras bambalinas y poco o
nada sabemos de ellos ni del guión que les da vida a sus personajes. Pero
además, estos personajes inventados ¿seguirán el guión o darán una sorpresa y cobrarán vida propia?
¿Serán un Frankenstein o una Galatea?
Bibliografía:
1. Project Gutenberg´s "The Metamorphoses of Ovid, by Publus Ovidius Naso.
Translator: Henry Thomas Riley. , 1851. e-book 2008.
2. Project Gutenberg EBook of "Pygmalion" by George Bernard Shaw (1912) . 2009.
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