Ahora que China
está surgiendo de nuevo como una potencia mundial es necesario entender qué papel
pretende jugar este país en el mundo. De acuerdo con cifras de la CIA (Central de Inteligencia de Estados
Unidos), China es la segunda economía más grande del mundo, después de E.U. Su
Producto Interno Bruto (PIB) es 6.8 veces más grande que el de México. Sin
embargo, aún es relativamente pobre. Con
una población de 1,343 millones de personas es el más poblado del mundo y sus ingresos per cápita
ascienden a tan sólo $8,400 dólares al año. En comparación, E.U. tiene un ingreso per cápita de $48,100
dólares y México de $15,100 dólares anuales.
Pero el
fenómeno chino es extraordinario por sus
circunstancias tan especiales. Es uno de los cuatro países comunistas que
quedan en el mundo, pero su economía ha dejado de ser centralmente planificada
y está mucho mas orientada a prácticas de mercado. Su sistema político es totalitario
dominado por un partido, con muy poca
tolerancia a la disidencia y a la libertad de expresión. Su economía ha crecido
a ritmos de 10% anual promedio en los
últimos treinta años, lo que ha permitido que se haya multiplicado diez veces
en ese período.
Gracias a este crecimiento extraordinario, China ha vuelto a
ser una gran potencia mundial. Y digo vuelto a ser, porque durante siglos tuvo un
desarrollo económico y cultural muy superior al resto del mundo. Con excepción
de los siglos XIX y XX, cuando emerge dolorosamente del aislamiento en que
vivía, este país sufrió ataques de las potencias coloniales, la caída de su
régimen milenario monárquico, la
invasión japonesa y la implantación de una dura dictadura comunista. En este período China perdió su estatus de
potencia mundial, se empobreció lastimosamente y millones de personas perdieron
la vida a manos de invasores o a causa de sus luchas internas.
Recientemente
el Dr. Henry Kissinger, ex Secretario de Estado de Estados Unidos publicó un
libro titulado “On China” (“Acerca de China”) en donde hace un recuento de la
historia reciente de China a partir de los acontecimientos que llevaron a la
Guerra del Opio, a mediados del siglo XIX, hasta nuestros días. Kissinger se
convierte en el factótum de esa relación desde 1972 cuando E.U. y China
restablecen relaciones por lo que describe desde una posición privilegiada la
evolución de la relación entre ambos países. China parte de una tradición que
consideraba que el país y su monarca se ubicaban en el centro del mundo y el
resto de las naciones y mortales debían rendirles pleitesía. Aspecto que era
posible por su aislamiento y lejanía. Pero su régimen se derrumba cuando es
invadido por potencias militarmente más poderosas que le arrebatan territorios
y concesiones comerciales. Lograda su independencia y puesta en el camino de
una transformación asombrosa, China se replantea cual deberá ser ahora su papel
en el mundo. Este avance ha sido posible gracias a instituciones milenarias,
tales como los mandarines, su clase dirigente, quienes primero se convirtieron
en fervientes comunistas y ahora en gerentes de una eficiente China S.A.
El Dr.
Kissinger estudia y practica la diplomacia basado en la tradición europea
conocida como “Real-Política” que parte de dos principios: los intereses del Estado
justifican cualesquier medios para
lograrlos y la estabilidad internacional se logra a través del balance del
poder que impide haya una potencia dominante.
Por ello manifiesta preocupación por lo que va a hacer China con
su nuevo poder económico, tecnológico y militar. Compara el surgimiento de
China como potencia en el Siglo XXI, potencialmente desequilibrante del orden
mundial, con el surgimiento de Alemania
como potencia a mediados del Siglo XIX, con la cual se rompió el equilibrio que
se había logrado en Europa en 1815 y que al final llevó a la primera guerra mundial.
Para
contrarrestar esta visión pesimista y que podría hacer suponer que China va en
la vía de un enfrentamiento militar con los Estados Unidos, el Dr. Kissinger propone
en un artículo publicado en la revista Foreign Affairs este año, que “el
conflicto es una opción, no una necesidad” y que a través de la búsqueda de
valores e intereses comunes se puede lograr la coexistencia pacífica de ambas
potencias. Está por verse si verdaderamente China usará su nuevo poder
económico y militar para disputar la primacía a Estados Unidos o escoge el
camino que los líderes chinos han reiterado en el discurso, de que no tienen ambiciones hegemónicas. Por
lo pronto con su nuevo poderío, China ha iniciado un rearmamento y lo que es
más preocupante, un fortalecimiento de sus capacidades ciber-militares que
podrían ser aún mas amenazadoras que una intervención militar.
México necesita
hacer un análisis de lo que implica el surgimiento de China como una nueva
potencia mundial, cómo afectará a nuestros intereses y cómo actuará Estados
Unidos para proteger los suyos. Por lo pronto nuestro país ha sentido los
efectos de una competencia comercial desleal por parte de China, que ha
afectado sectores industriales como el
textil. También existe un aumento de la inmigración ilegal de ese país al
nuestro y del tráfico de drogas y sus precursores químicos. Finalmente, ¿de qué
lado estaremos en caso de una confrontación entre estos dos gigantes?
Bibliografía:
"On China". Henry Kissinger. The Penguin Press. New York. 2011.
"A World Restored: Metternich, Castlereagh, and the Problem of Peace: 1812-22". Houghton Mifflin Company. Boston. 1982.
"The Future of U.S.-Chinese Relations. Conflict Is a Choice. Not a Necessity". Henry A. Kissinger. Foreign Affairs. March-April 2012.
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