Al lograr
México la independencia de España, el planteamiento geopolítico de Iturbide
para la naciente nación contemplaba entre otras cosas proteger al territorio
mexicano de la amenaza de reconquista de los españoles y de las ambiciones imperiales
de los ingleses y los anglo americanos. Para ello necesitaba defender el paso terrestre que uniera a los
dos océanos y que podía darse a través del Istmo de Tehuantepec o en alguna región de Centroamérica. En esta
última región era importante proteger
los puertos que daban acceso al Mar Caribe y las fajas estrechas de tierra que
permitían crear un canal transoceánico, tal y como años después se construyó en Panamá. Pero la defensa geoestratégica de
México iba mas allá de Centroamérica: también
eran importantes las islas del Caribe para facilitar el comercio hacia
Europa y América del Norte y además eran puerta de entrada al Golfo de México y
por lo tanto al territorio de nuestra nación si recordamos que en esa época el
territorio mexicano llegaba hasta la desembocadura del río Mississippi.
Con estas
consideraciones el General Iturbide se planteó
la necesidad de anexarse al reino de
Guatemala con todas sus provincias desde Chiapas hasta Costa Rica, a Yucatán, a
Cuba y Puerto Rico. Con estos territorios Iturbide consideraba consolidar una
nación que fuera lo suficientemente fuerte
y protegida estratégicamente para sobrevivir a la agresión de las diversas
potencias imperiales.
Al producirse la victoria del Ejército Trigarante
y lograr su independencia la nación
mexicana, el reino de Guatemala también vio la posibilidad de independizarse de
España. A los centroamericanos se les
planteó entonces la alternativa de unirse al imperio mexicano o bien lograr la
independencia absoluta y crear una república unificada. Sin embargo las
provincias centroamericanas tenían sus agravios contra el gobierno guatemalteco y
resentían la dominación de los chapines. Además consideraban que por si solas
no serían capaces de resistir un intento de reconquista por parte de España o
una invasión de ingleses o anglo americanos. Así fue por ejemplo, que las autoridades de Chiapas decidieron
incorporarse a México. Se sentían con más ligas comerciales y culturales con Tabasco, Oaxaca y Yucatán que con Guatemala y además la anexión a México
les daba la protección que buscaban. Otras provincias y ayuntamientos
centroamericanos se declararon en rebeldía contra Guatemala y proclamaron su
independencia y anexión a México, con lo que esperaban librarse del yugo
guatemalteco y obtener la protección de Iturbide. Finalmente en enero de 1822
las provincias de Centroamérica quedaron unidas al Imperio Mexicano.
Más
adelante Iturbide es proclamado emperador ya que ningún príncipe europeo aceptó
el trono mexicano como estaba contemplado en el Plan de Iguala y así Iturbide consolida
su imperio. Fue así que México logró la
mayor extensión territorial en toda su
historia. En el norte su territorio incluía los estados de Estados Unidos que
hoy son California, Utah, Nevada, Arizona, Colorado, Nuevo México y Texas
llegando el territorio mexicano por el norte hasta Oregon, por el oeste al
Pacífico por el este hasta el río Mississippi y por el sur hasta el límite con Panamá. El sueño duró poco y el 19 de marzo
de 1823 es derrocado Iturbide y proclamada la república federal. Con ello
Centroamérica se separa de México, excepto Chiapas y el gobierno mexicano ya no
tiene interés en retener esos territorios. En pocos años más se perdería la
mitad restante del territorio mexicano a los Estados Unidos y aquél país no dejaría de amenazar a México por
largo tiempo con invasiones esporádicas de tropas a nuestro
país. El cerco geopolítico de Estados Unidos sobre México se cierra con el
apoderamiento de territorio colombiano para construir el Canal de Panamá y la
creación de esa nueva nación para obtener la concesión del canal y luego al arrebatar a España las islas
de Cuba y Puerto Rico.
El
planteamiento geopolítico de Iturbide mostraba la visión y ambición para crear
un imperio fuerte y territorialmente protegido. No tuvo la fuerza para
lograrlo. La lucha entre centralistas y federalistas debilitó a México y el país acabó derrotado y desmembrado en la
guerra contra los Estados Unidos.
Hoy queda en el mundo prácticamente un solo imperio
que es nuestro vecino. Por ello es
necesario repensar la geopolítica nacional. Por una parte la frontera con
Centroamérica es inexistente y nos unen más cosas de las que nos separan:
idioma, herencia, cultura, pueblos indígenas, religión y creencias. Sucede igual
con las islas caribeñas, Cuba, Puerto Rico y República Dominicana. Por otra parte la amenaza sigue siendo la
misma: los intereses geopolíticos de Estados Unidos no han cambiado en esta
región. Además en este siglo XXI Estados
Unidos ha esgrimido la guerra contra el terrorismo, que no es una amenaza real
a la seguridad nacional de ese país, para invadir Irak, Afganistán y quizá
pronto a Irán. México, enfrascado en la lucha contra el narcotráfico ofrece un
pretexto tentador. Es tiempo de reforzar la posición geopolítica de nuestro
país.
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