Por: Octavio Díaz García de León.
La idea: A veces no se
aprecia el por qué es necesario que toda organización cuente con un control
interno adecuado. Por no entender esta necesidad ha habido intentos de
desaparecer a la Secretaría de la Función Pública, antes de la Contraloría, quien
es la responsable del control interno en el gobierno federal. Hoy más que
nunca, es necesario fortalecer el control interno en el gobierno para el buen
logro de sus objetivos.
Todo sistema de control administrativo parte de un proceso de
planeación que define la visión, misión y los objetivos que se ha propuesto
lograr la organización. El sistema de control se asegurará de que la gerencia
logre lo que se ha planteado.
Uno de los elementos centrales del proceso de
control es el presupuesto. Este es el enfoque tradicional que hace más énfasis
en los aspectos financieros. Sin embargo, existen herramientas como el “Tablero
de Control Balanceado o Cuadro de Mando Integral” desarrollado por Kaplan y
Norton que permiten supervisar otro tipo de indicadores. Sería oportuno que se
retomaran estas herramientas en el gobierno para mejorar su control interno.
En
el Poder Ejecutivo Federal, esta tarea corresponde a la Secretaría
de la Función Pública (SFP), encargada de organizar y coordinar el sistema
de control interno, la evaluación de la gestión gubernamental y de sus
resultados.
Con su auxilio se pretende asegurar el cumplimiento
de los objetivos de las instituciones y su apego a la normatividad
que les rige. De acuerdo con la Ley Orgánica de la Administración Pública
Federal, la SFP se encarga de sancionar desvíos de la norma, propone
mejoras al control interno, analiza los riesgos de incumplimiento y los
administra.
No es el propósito primordial de la SFP, ni
por mandato legal ni por diseño institucional, el combate a la corrupción,
como se puede apreciar de las facultades que le da la Ley, sino que dicho
combate se da como un producto de su labor de fiscalización e investigación de
denuncias. Con ello, no solo ayuda a
mantener el control interno de las instituciones, sino también se
convierte en un auxiliar en el combate a la corrupción.
La corrupción derivada de una falla de control
interno es una de las causas por las que las instituciones no cumplen sus
objetivos y se ven afectados sus presupuestos y patrimonio, pero no es la única
y se debe atender a todas las demás.
Con el control interno del gobierno
federal se busca que las instituciones cumplan sus mandatos y se apeguen a las
normas que se diseñaron para que sus servidores públicos no realicen actos arbitrarios,
ya que ellos solo pueden hacer lo que les permite la Ley.
Por ello, el gobierno trabaja dentro de un marco normativo muy extenso que
regula todas sus actividades, con el propósito de cumplir sus objetivos y
requiere que todos los servidores púbicos lo cumplan.
La Ley General de Responsabilidades Administrativas es un elemento
clave del control interno. No sanciona actos de corrupción, sino conductas
que pueden ser faltas graves o no graves en que incurren los servidores
públicos. Quien sí contempla la sanción de actos de corrupción es el Código Penal
Federal, a los cuales le toca perseguir a la Fiscalía
Anticorrupción.
El diseño de los órganos internos de control (OIC), que forman
parte de la SFP, tiene ese propósito, como su nombre lo
indica, de auxiliar a las instituciones en su control interno. Sus tareas inician con actos de fiscalización para detectar
incumplimientos a las normas o para detectar si están cumpliendo con sus
objetivos y mediante la recepción de denuncias ciudadanas.
De detectarse incumplimiento a las normas, se procede a investigarlas para
identificar posibles faltas a la de Ley de Responsabilidades. De encontrarse
violaciones a ésta, se califican las conductas y se elaboran los informes de
presunta responsabilidad administrativa de los servidores públicos.
Si se trata de faltas graves, se inician los
procedimientos sancionatorios para luego turnarlos al Tribunal Federal de Justicia
Administrativa. Si se trata de faltas no graves, los OIC desahogan los
procedimientos de responsabilidades, resuelven y en su caso, sancionan a los
servidores públicos.
Con estos procesos la SFP y sus OIC ayudan a mantener
el control interno del gobierno federal y su tarea es clave para el buen
desempeño del gobierno.
Dado que cualquier violación a las normas es susceptible de ser
sancionada, es muy importante que toda la normatividad sea muy racional, que
sea mínima, que permita realizar a los funcionarios sus labores; que permita tener
una administración ordenada, orientada al buen cuidado de los recursos, al buen
desempeño de sus funciones y al logro de sus objetivos.
El control interno es vital para que
exista un buen gobierno, asegurando el cumplimiento del marco normativo. Sin él,
se corre el riesgo no solo de que haya corrupción, sino de que las
instituciones no cumplan con sus funciones. Es tiempo de aplicar herramientas
modernas de control administrativo y reforzar a quienes se encargan de llevarlo
a cabo.
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