18 de octubre de 2018

¿SE PUEDE DISMINUIR LA INSEGURIDAD?



Por: Octavio Díaz García de León.

     La idea: El número de homicidios dolosos en México sigue al alza rompiendo récords.  Pero no solo los homicidios sino en general los actos delictuosos siguen creciendo de forma incontenible. Disminuirlos será uno de los retos más grandes y urgentes del próximo gobierno, aunque la sociedad tendrá que tomar en sus manos buena parte de la solución.

    Por años, las autoridades han discutido el problema de la seguridad pública generando innumerables propuestas y llevando a cabo acciones, pero sin lograr resultados.

    Si bien en materia de seguridad pública existen muchas aristas, habrá que atenderlas de manera diferenciada y no solo buscar grandes soluciones, sino pequeñas acciones que incidan en la solución del problema.

   La inseguridad está representada por diversos delitos con diverso impacto. El de mayor agravio es el homicidio doloso, del cual entre enero y agosto se cometieron   18,885 homicidios, rompiendo récord.  

   Una parte no cuantificada de estos se debe a la lucha entre las bandas de delincuencia organizada y es la que más impacta a la opinión pública. Para disminuirlos se han dado muchas soluciones: desde profesionalizar a las policías locales hasta usar a las fuerzas armadas, sin resultados.

   Recientemente se está manejando nuevamente la idea de que hay que pactar la paz con los delincuentes. ¿Con cuáles? ¿Con que reglas extralegales? ¿Con que garantía de que será en beneficio de la población? Mas que solución, esta alternativa nos encaminaría a convertirnos en un narco estado.
  
   Si bien el asesinato es el delito de mayor impacto, la inseguridad cotidiana, tal como el robo y la extorsión, afecta a un mayor número de personas. El INEGI señala en la Encuesta Nacional de Victimización y Percepción Sobre Seguridad Pública (ENVIPE) 2018 que, durante 2017, 25.4 millones de personas fueron víctimas de 33.6 millones de delitos, los cuales costaron a las víctimas casi 300 mil millones de pesos, equivalentes al 1.6% del PIB.  

   Por ello, urge enfocar las baterías al combate de la inseguridad cotidiana, claro, sin descuidar los delitos de alto impacto como los homicidios y los más de 80 mil secuestros que reporta el INEGI.

   El Estado mexicano no ha podido resolver el problema por lo que se debe seguir insistiendo en la construcción de instituciones, profesionalización de policías, mejora de cárceles, mejores investigaciones, combatir la corrupción, definir el papel de las fuerzas armadas, aumentar el número de policías y un largo etcétera.

   Pero todo esto requiere tiempo, voluntad y capacidad política.  No es algo que un gobierno entrante vaya a solucionar en el corto plazo.

   Pero no hay que perder más tiempo. La sociedad debe pasar a la acción y no esperar a que el gobierno resuelva la inseguridad. Se debe actuar en la comunidad en aspectos como:

   1.    Barrios y colonias vigilantes. Tal y como lo ha sugerido el ex senador Francisco Búrquez, los vecinos deben crear organizaciones para suplementar servicios públicos que las autoridades no les otorgan, creando administradores de barrio, como existen en los condominios.

Estos administradores podrían contratar personal especializado, instalar cámaras, protecciones de acceso, alarmas que alerten a los vecinos en caso de asaltos, alertas por redes sociales y otros mecanismos en donde los habitantes puedan intervenir, dependiendo de los recursos con que cuenten.

   2.    Cámaras empresariales. Todos los sectores empresariales sufren delitos que les afectan mucho. Por ejemplo, el asalto a trenes de carga. Podrían entre todos, crear áreas de seguridad dedicadas a combatir estos delitos, instalando sistemas de vigilancia, recabando inteligencia en las comunidades donde los asaltan y aportando información que permita a las autoridades competentes encarcelar a los maleantes. También reforzar a sus guardias armados y establecer otras medidas de disuasión.

   3.    Comerciantes del barrio. Se podrían asociar para protegerse entre todos, especialmente de delitos como robo, extorsión y secuestro, mediante sistemas de vigilancia, sistemas de alerta, identificación de maleantes y una fuerza de seguridad privada que los proteja. Podrían trabajar en conjunto con los administradores de barrio.

   4.    Pequeñas poblaciones. La policía comunitaria es una opción, siempre y cuando proteja a la población y no a los delincuentes. El caso de Cherán en Michoacán es digno de estudiarse y otros casos de legítima auto defensa.

   La comunidad judía en México tiene formas exitosas de auto protección utilizando a expertos retirados del ejército israelí y del Mossad. En México existe mucho talento proveniente del gobierno y de las fuerzas armadas que se puede aprovechar y de hecho ya lo hacen algunas empresas, para su protección.

   Especialmente ahora que podría venir una desbandada en las instancias de seguridad del gobierno por la posible reducción de sus sueldos, prestaciones y por tener condiciones de trabajo desfavorables.

   No es lo ideal que, habiendo autoridades responsables de combatir la inseguridad, pagadas con los impuestos de todos, tengan los ciudadanos que defenderse por su propia mano.

   Pero estamos ante un escenario donde no se vislumbra que las autoridades puedan incidir en el problema en el corto plazo y la población no puede quedarse esperando a que el gobierno haga algo.  Es tiempo de que la población tome un papel más activo en su protección.

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                         Twitter: @octaviodiazg

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