18 de abril de 2015

NUEVAS TAREAS EN INTELIGENCIA


Por: Octavio Díaz García de León.
 @octaviodiazg

    Antes de 2005 existía un vacío legal en las labores del Centro de Investigación y Seguridad Nacional (CISEN). Por ello su entonces Director General y actual Ministro de la Suprema Corte, Lic. Eduardo Medina Mora, diseñó e impulsó la Ley de Seguridad Nacional, con lo que se cubrió el vacío legal que existía en el desarrollo de  las tareas del CISEN. Esta Ley  mandata que ésta institución se dedique a generar inteligencia para ayudar a prevenir los riesgos que podrían afectar a la seguridad nacional. Para ello colabora en la elaboración de la Agenda Nacional de Riesgos  que aprueba el Consejo de Seguridad Nacional; esta Agenda  debe ser informada  a la Comisión Bicameral del Congreso en materia de Seguridad Nacional (Integrada por tres senadores y tres diputados), lo que constituye  una importante innovación en materia de rendición de cuentas; esta Ley también regula las intervenciones secretas a las comunicaciones privadas de las personas, las cuales solo pueden hacerse mediante orden de juez especializado en la materia.

     Una de las prioridades de la pasada y de la actual Administración federal ha sido el fortalecimiento de las labores de inteligencia, especialmente aquellas orientadas a combatir el crimen organizado. Notas periodísticas dan cuenta del éxito de estos trabajos de inteligencia  para atrapar a  cabecillas de la delincuencia organizada. La caída de Miguel Ángel Treviño, “El Z-40”,  de Joaquín Guzmán, “El Chapo”, de Dionisio Loya, “El Tío”, de José María Chávez, “El Pony”, de Omar Treviño, “El Z-42”, de Servando Gómez, “La Tuta”, de Héctor Beltrán Leyva,  de Enrique Plancarte, de Nazario Moreno y de José Rodríguez ,“El Gafe”, entre otros,  demuestra que la inteligencia está funcionando en la Administración del presidente Peña para descabezar a las organizaciones de la delincuencia organizada.

     En otra ocasión he mencionado que no es lo mismo seguridad pública que seguridad nacional, pero cuando la delincuencia amenaza a las instituciones del Estado entonces se convierte en un asunto de seguridad nacional. Los acontecimientos en Michoacán, Guerrero y Tamaulipas son ejemplos en donde lo que está en juego es el Estado mexicano. Por ello se justifica  la intervención tanto del CISEN como de la Secretaría de la Defensa Nacional y la Secretaría de Marina Armada de México en estas actividades de seguridad pública,  aunque persisten huecos legales que sustenten debidamente la actuación de estas  instituciones de Seguridad Nacional  en tareas de seguridad pública.  Casos como el de Tlatlaya plantean ésta necesidad.

     Desde el punto de vista operativo, las labores de inteligencia están sufriendo grandes cambios. En un artículo reciente de la revista Foreign Affairs, Jane Harman plantea nuevos enfoques para las agencias de inteligencia americanas. Algunas de estas lecciones podrían aplicarse en México. Entre los cambios relevantes que se han dado menciona:

1.    Inteligencia Humana. La importancia de la inteligencia humana (HUMINT) está disminuyendo. No deja de ser útil tener informantes o un micrófono estratégicamente  colocado, pero este tipo de inteligencia, que además es la más difícil, está perdiendo su utilidad.

2.    Fuentes Abiertas. La revolución de las redes sociales ha hecho posible que se obtenga mejor inteligencia en tiempo real de fuentes públicas que de otro tipo de fuentes. Esto plantea no solo ampliar las capacidades de recopilar información abierta sino de hacer minería de datos para extraer información útil y aplicar sistemas automatizados de análisis que permitan explotarla.

3.    Empresas Privadas. Más bien son las empresas privadas las que tienen la mayor cantidad de bases de datos e información útil para labores de inteligencia que los propios organismos que se dedican a eso. Tal es el caso de las empresas Apple, Google, Facebook, Twitter, Linkedin y otras que poseen billones de datos de personas de todo el mundo, más aún que la propia Agencia de Seguridad Nacional (NSA). Entonces lo que se requiere son alianzas estratégicas con esas empresas para obtener información.

4.    Drones (Aviones no tripulados). El uso de drones para labores de inteligencia está cada vez más extendido. La Agencia Central de Inteligencia (CIA) hace un gran uso de estos aviones en  operaciones militares para atacar blancos escogidos.  


Estas estrategias podrán mejorar las labores de las instituciones de  inteligencia en México, aunque abre oportunidades para que quienes se dedican al espionaje ilegal también amplíen sus capacidades. Las nuevas herramientas no solo son útiles para agencias de inteligencia en materia de seguridad. Hay otras instancias del gobierno que podrán ampliar sus capacidades, tales como el Instituto Federal de Telecomunicaciones (IFT) y la Comisión Federal de Competencia Económica (COFECE) en sus investigaciones de prácticas anticompetitivas.

La disputa en el siglo XXI es por la información. Para tener ventajas competitivas, las capacidades de inteligencia se convierten en una herramienta clave para todos; para las instancias del gobierno enfrentando problemas de seguridad o prácticas ilegales ya sea en materia de delincuencia o en prácticas anti competitivas; para las empresas privadas la inteligencia se vuelve clave para obtener ventajas en el mercado. Del otro lado del espectro, para los delincuentes o para quienes intentan obtener ganancias mediante prácticas ilegales, la inteligencia para conocer las acciones  de las autoridades es vital  para su supervivencia. En esta disputa por la información, las capacidades tecnológicas harán la gran diferencia. Esperamos que la balanza se incline a favor de quienes se encargan de guardar la Ley.   


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