Por:
Octavio Díaz García de León.
@octaviodiazg
Hace
unos días se filmaron en la Ciudad de México algunas escenas de Spectre, la nueva película de James Bond (El Agente 007). Esta serie de películas ha resultado ser una muy rentable franquicia de películas que ha sido éxito
del cine desde la década de los sesenta y están basadas en las novelas de Ian Fleming, el británico que también fue miembro del
servicio secreto de su país. El idealizado agente del MI6 - la agencia
británica de inteligencia - que tiene permiso para matar, es ganador en
cualquier juego de azar - como si esto fuera posible - , consigue a las mujeres
más guapas, maneja los mejores autos, dispone de aviones, helicópteros y yates,
es experto en todo tipo de armas, a quien los servicios técnicos del MI6 lo
surten con las mejores herramientas que pueda soñar cualquier espía, no
escatima dinero para ninguna de sus misiones y derrota siempre a los malos en
el último momento.
¿A qué
se debe el éxito de esta serie de películas? A que están dirigidas a reflejar las aspiraciones de su público de clase media.
James Bond tiene las mejores cosas materiales, las mujeres más guapas y las mayores
aventuras que cualquier mortal en su vida diaria solo puede soñar. Desafortunadamente promueve aspectos
superfluos como ingredientes de éxito, principalmente materiales, que impulsan a
su público a querer adquirirlos y
privilegia la violencia como medio para obtener poder y bienes.
Las películas
de esta serie se han convertido en grandes anuncios. Por ejemplo, el gobierno de México dio
incentivos por 20 millones de
dólares para que se filmaran escenas en nuestro país, modificara su guión para
que el malo no fuera un mexicano y que el sujeto a quien salva Bond no fuera el
jefe de gobierno de la ciudad sino un alto funcionario internacional. Seguramente
también los fabricantes de autos deben pagar muy buenas cantidades para que sus
autos sean el auto de Bond y se promueven relojes, yates, helicópteros, mansiones espectaculares, armas, casinos
y atractivos turísticos que se promocionan de esta manera.
En
México, los millones de jóvenes marginados que no tienen perspectivas de
desarrollo, ni trabajo, ni educación, probablemente no vean las películas de Bond. Pero sí ven (Leer
"La
Muerte como Espectáculo") las películas de las bandas de delincuentes
que circulan por diversos medios, escuchan los narcocorridos y es probable que conozcan a algunos de estos
delincuentes quienes presumen de sus logros económicos, especie de Bond´s
malignos, que obtienen y presumen con
mucha ostentación: casas, autos y camionetas, ropa de lujo, armas de todo tipo,
alcohol caro, droga y a quienes sus
tareas a base de emociones fuertes les dan
un gran sentimiento de poder. Prueba de esta ostentación son las grandes
mansiones decoradas en un barroco narco mexicano a base de lujos extremos; sus zoológicos
privados; los coches y camionetas más caros. Por ejemplo, el caso del Z-42,
Omar Treviño Morales recientemente capturado, a quien decomisaron dos helicópteros
y un avión. Tenemos también las
armas capturadas a narcotraficantes con cachas de oro grabadas; los relojes
extravagantes; las esclavas de oro y las mujeres guapas que los acompañan. La
narco cultura ha penetrado muy hondamente en esos segmentos de población sin futuro
y es allí donde se recluta a la mayoría. Para ellos, el narcotráfico y la delincuencia
organizada se han vuelto una forma de tener éxito económico por la vía rápida
sin requerir más que tener arrojo y ser despiadados,
a cambio de una vida muy corta.
Finalmente,
tenemos a cierta clase política que utiliza camionetas blindadas
para ellos y sus familias con el pretexto de la seguridad, helicópteros y aviones y otros recursos públicos para usos
personales; presumen además, relojes que valen millones de pesos, mansiones y
lujos que no se explican por los sueldos que perciben como funcionarios públicos.
Así, la política como medio de enriquecimiento también se ha vuelto aspiracional.
Para miles de jóvenes el interés por la política se da entonces por las razones
equivocadas. No como afán de servicio público sino como vía para volverse
millonario. Pero no solo se da con los funcionarios corruptos; ciertos líderes sindicales ostentan lo mismo:
aviones, helicópteros, relojes de lujo, mansiones,
vacaciones en centros turísticos de lujo y adquisición de prendas carísimas.
El
mensaje para los jóvenes no es bueno. Primero, confundir el éxito con la
acumulación de posesiones materiales, con el poder y su ostentación. Segundo,
los ejemplos disponibles son lamentables: películas que promueven el consumo y la
violencia, narcotraficantes exhibicionistas y políticos y líderes sindicales corruptos
que se exhiben también sin ningún pudor. Los verdaderos empresarios que han sido exitosos a través de negocios legítimos
casi no dan ejemplo. Salvo alguna debilidad por salir en
páginas de sociales, llevan una vida discreta sin presumir lo que tienen y han
hecho, gracias a su destreza empresarial. Allí está el caso del Ing. Carlos Slim
uno de los tres hombres más ricos del mundo, quien vive en una casa relativamente
modesta y le llevan sus alimentos del Sanborns más cercano. Así como él, hay otros empresarios que podrían ser un buen
ejemplo para la juventud. También hay políticos que han dedicado su vida a
servir y no a servirse, líderes que se
han sacrificado realmente por sus representados, científicos valiosos y
artistas destacados. Ojalá se difundieran más estos ejemplos y no los lamentables
ejemplos de los que he hablado y que
pueden confundir a quienes aspiran al éxito.
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http://octaviodiazgl.blogspot.mx/ Correo: odiazgl@gmail.com
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