11 de abril de 2015

EJEMPLOS LAMENTABLES


Por: Octavio Díaz García de León.
 @octaviodiazg


      Hace unos días se filmaron en la Ciudad de México algunas escenas de Spectre, la nueva película de James Bond (El Agente 007). Esta serie de películas ha resultado ser una  muy rentable franquicia de películas que ha sido éxito del cine desde la década de los sesenta y están basadas en las novelas de Ian Fleming,  el británico que también fue miembro del servicio secreto de su país. El idealizado agente del MI6 - la agencia británica de inteligencia - que tiene permiso para matar, es ganador en cualquier juego de azar - como si esto fuera posible - , consigue a las mujeres más guapas, maneja los mejores autos, dispone de aviones, helicópteros y yates, es experto en todo tipo de armas, a quien los servicios técnicos del MI6 lo surten con las mejores herramientas que pueda soñar cualquier espía, no escatima dinero para ninguna de sus misiones y derrota siempre a los malos en el último momento.

     ¿A qué se debe el éxito de esta serie de películas? A que están dirigidas a reflejar  las aspiraciones de su público de clase media. James Bond tiene las mejores cosas materiales, las mujeres más guapas y las mayores aventuras que cualquier mortal en su vida diaria solo puede soñar.  Desafortunadamente promueve aspectos superfluos como ingredientes de éxito, principalmente materiales,  que impulsan a su público a querer adquirirlos  y privilegia la violencia como medio para obtener poder y bienes. 

     Las películas de esta serie se han convertido en grandes anuncios.  Por ejemplo,  el gobierno de México dio incentivos por 20  millones de dólares para que se filmaran escenas en nuestro país, modificara su guión para que el malo no fuera un mexicano y que el sujeto a quien salva Bond no fuera el jefe de gobierno de la ciudad sino un alto funcionario internacional. Seguramente también los fabricantes de autos deben pagar muy buenas cantidades para que sus autos sean el auto de Bond y se promueven relojes, yates, helicópteros, mansiones espectaculares, armas,   casinos y atractivos turísticos que se promocionan de esta manera.

     En México, los millones de jóvenes marginados que no tienen perspectivas de desarrollo, ni trabajo, ni educación, probablemente  no vean las películas de Bond. Pero sí ven (Leer "La Muerte como Espectáculo") las películas de las bandas de delincuentes que circulan por diversos medios, escuchan los narcocorridos y es  probable que conozcan a algunos de estos delincuentes quienes presumen de sus logros económicos, especie de Bond´s malignos,  que obtienen y presumen con mucha ostentación: casas, autos y camionetas, ropa de lujo, armas de todo tipo,  alcohol caro,  droga y a quienes sus tareas a base de  emociones fuertes les dan un gran sentimiento de poder. Prueba de esta ostentación son las grandes mansiones decoradas en un barroco narco mexicano a base de lujos extremos; sus zoológicos privados; los coches y camionetas más caros. Por ejemplo, el caso del Z-42, Omar Treviño Morales recientemente capturado,  a quien decomisaron dos helicópteros y un avión. Tenemos también  las armas capturadas a narcotraficantes con cachas de oro grabadas; los relojes extravagantes; las esclavas de oro y las mujeres guapas que los acompañan. La narco cultura ha penetrado muy hondamente en esos segmentos de población sin futuro y es allí   donde se recluta a la mayoría.  Para ellos, el narcotráfico y la delincuencia organizada se han vuelto una forma de tener éxito económico por la vía rápida sin requerir  más que tener arrojo y ser despiadados,  a cambio de una vida muy corta.

      Finalmente,  tenemos a cierta  clase política que utiliza camionetas blindadas para ellos y sus familias con el pretexto de la seguridad, helicópteros y  aviones y otros recursos públicos para usos personales; presumen además, relojes que valen millones de pesos, mansiones y lujos que no se explican por los sueldos que perciben como funcionarios públicos. Así, la política como medio de enriquecimiento también se ha vuelto aspiracional. Para miles de jóvenes el interés por la política se da entonces por las razones equivocadas. No como afán de servicio público sino como vía para volverse millonario. Pero no solo se da con los funcionarios corruptos;  ciertos líderes sindicales ostentan lo mismo: aviones, helicópteros, relojes de lujo,  mansiones, vacaciones en centros turísticos de lujo y adquisición de prendas carísimas.

      El mensaje para los jóvenes no es bueno. Primero, confundir el éxito con la acumulación de posesiones materiales, con el poder y su ostentación. Segundo, los ejemplos disponibles son lamentables: películas que promueven el consumo y la violencia, narcotraficantes exhibicionistas y políticos y líderes sindicales corruptos que se exhiben también sin ningún pudor. Los verdaderos empresarios  que han sido exitosos a través de negocios legítimos casi no  dan ejemplo. Salvo alguna debilidad por salir en páginas de sociales, llevan una vida discreta sin presumir lo que tienen y han hecho, gracias a su destreza empresarial. Allí está el caso del Ing. Carlos Slim uno de los tres hombres más ricos del mundo, quien vive en una casa relativamente modesta y le llevan sus alimentos del Sanborns más cercano. Así como él,  hay otros empresarios que podrían ser un buen ejemplo para la juventud. También hay políticos que han dedicado su vida a servir y no a servirse,  líderes que se han sacrificado realmente por sus representados, científicos valiosos y artistas destacados. Ojalá se difundieran más estos ejemplos y no los lamentables ejemplos de los que he hablado  y que pueden confundir a quienes aspiran al éxito.



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