12 de septiembre de 2025

¿CORRUPCIÓN SIN FRENO?

 

Por: Octavio Díaz García de León


 Escándalos diarios, respuestas escasas

 

    Casi todos los días, los medios de comunicación publican nuevas denuncias de corrupción en el gobierno federal. Sin embargo, el eco institucional es mínimo: poco se sabe de investigaciones, sanciones o medidas emprendidas por organismos como el Sistema Nacional Anticorrupción, la Fiscalía Anticorrupción, la Secretaría Anticorrupción y Buen Gobierno (SABG) o la Auditoría Superior de la Federación.

   Durante  agosto de 2025, titulares de la prensa nacional exhibieron la magnitud del problema: “Otro Segalmex: 2 mil millones de pesos entregados a empresas fachada”; “Durante 45 años el Mayo sobornó a políticos y militares”; “La gobernadora de Veracruz protege a auditor de Pemex acusado de recibir sobornos”; “Gasolineros acusan extorsión de agencias del gobierno”; “Regalo de libros de texto y gasolina, más pago de médicos,  a Cuba”; “Titular del órgano interno de control de la FGR acusado de corrupción”; “Sobornos a funcionarios de Pemex, acusados en Estados Unidos”; “Red de contrabandistas ligada a mando aduanal”; “Ingresos ilegales del presidente del Senado”.

 Instituciones bajo la lupa

   La SABG ha impulsado reformas internas que prometen mayor eficacia, pero la ciudadanía exige resultados tangibles. También genera expectativa la nueva institución  Transparencia para el Pueblo, que sustituyó al extinto INAI y de la cual se sabe poco acerca de su actuación. La transparencia es clave para inhibir la corrupción, y se espera que este organismo supere el desempeño de su antecesor, cuya desaparición fue muy controvertida.

   El Sistema Nacional Anticorrupción también atraviesa cambios relevantes: el INAI dejó de formar parte de ella; está por desaparecer la representación del Consejo de la Judicatura;  y se avecinan relevos en la presidencia del Tribunal Federal de Justicia Administrativa y del Auditor Superior de la Federación. Además, su Secretaría Ejecutiva permanece acéfala desde febrero de 2025. La Fiscalía Anticorrupción, por su parte, carece de recursos suficientes y no se sabe gran cosa sobre los resultados de esta institución.

  La sociedad requiere certezas: ¿están funcionando las instituciones creadas para contener la corrupción o solo existen en el papel?

 El deterioro en los indicadores

  El problema de la corrupción se refleja en el Índice de Percepción de la Corrupción 2024 de Transparencia Internacional. México perdió cinco puntos respecto a 2023, al pasar de 31 a 26 sobre 100, la calificación más baja de su historia. Con ello cayó 14 lugares en el ranking global, hasta el lugar 140 de 180 países. Entre los miembros de la OCDE, México ocupa el último sitio; en el G20, solo supera a Rusia.  

  Estos datos confirman lo que la prensa y organizaciones civiles documentan a diario: la corrupción en México no disminuye, al contrario, se percibe como un problema cada vez más extendido.

 Promesas incumplidas y cuentas pendientes

   El expresidente López Obrador convirtió el combate a la corrupción en la bandera de su gobierno. No obstante, incumplió su promesa de “acabar con ella”. Durante su sexenio quedaron impunes los grandes casos heredados de Peña Nieto, tales como La Estafa Maestra y La Casa Blanca de las Lomas, y explotaron nuevos escándalos, siendo el de Segalmex uno de los actos de corrupción más graves en la historia de nuestro país.

  Tampoco hubo rendición de cuentas por los sobrecostos de las megaobras: la refinería de Dos Bocas  más que duplicó su costo estimado inicialmente y la cancelación del NAIM costó casi medio billón de pesos (332 mil millones de costos de cancelación y 115 mil millones por construir el AIFA), deuda que aún compromete las finanzas públicas y la operación del saturado y deteriorado Aeropuerto Internacional de la Ciudad de México, mientras que el AIFA tiene una capacidad de operación sumamente limitada y se encuentra subutilizado.

 El reto de Sheinbaum

  En este contexto, la presidenta Claudia Sheinbaum enfrenta la tarea de demostrar, en los hechos y no solo en el discurso, que el combate a la corrupción es una prioridad. Hasta ahora se registran pocas señales: la destitución de cinco funcionarios de Birmex por sobreprecios en medicamentos y la reapertura de cinco investigaciones contra funcionarios de Pemex, que habían sido cerradas en 2024 y fueron retomadas tras denuncias de autoridades de Estados Unidos. Aunque positivas, estas escasas acciones aún están lejos de derivar en sanciones o en la recuperación de recursos desviados. La duda persiste: ¿se quedarán en gestos políticos o marcarán un cambio de rumbo?

 Conclusión: hechos, no palabras

   México enfrenta un problema estructural de corrupción que erosiona la confianza ciudadana, desvía recursos y pone en riesgo la calidad de los servicios públicos. El discurso oficial ya no basta: la sociedad exige acciones contundentes, sanciones efectivas y un uso responsable de los recursos públicos.

  El próximo informe del Índice de Percepción de la Corrupción en 2026 será un termómetro para evaluar si las instituciones y el gobierno responden con hechos o si, una vez más, el combate a la corrupción se quedará en promesas incumplidas.