Por: Octavio Díaz García de León
En México no puede haber dos presidentes gobernando. La historia lo
ilustra: durante el llamado “Maximato” de Plutarco Elías Calles, hubo tres
mandatarios, pero fue Calles quien realmente gobernó hasta que Cárdenas logró
desplazarlo. Hoy, bajo la administración de Claudia Sheinbaum, aún no está
claro si estamos ante un nuevo Maximato o frente a una Presidenta decidida a
ejercer el poder por cuenta propia.
En un artículo anterior señalé varios factores que apuntaban a ello. Ese diagnóstico no ha perdido vigencia: los
nombramientos y ciertas políticas de la actual administración conservan el
sello personal de AMLO. No obstante, comienzan a observarse algunos indicios de
autonomía, como el nombramiento del nuevo Secretario de Hacienda y el reciente
relevo de Pablo Gómez al frente de la UIF.
El entorno político y social en el que Sheinbaum debe actuar se ha
vuelto más complejo. Por un lado, enfrenta la presión de Estados Unidos, que
recurre a la amenaza arancelaria para intentar contener los flujos de drogas y
la migración indocumentada. Por otro, las finanzas públicas muestran señales de
estrés por seguir amarradas a herencias del pasado: la deuda pública sigue
creciendo; el crecimiento económico es muy lento; Pemex enfrenta una crisis de
magnitudes casi insostenibles; la CFE registra un deterioro tanto financiero
como operativo; y el sector salud no ha logrado superar la crisis del sexenio
anterior.
Adicionalmente, el equilibrio de fuerzas entre los Poderes de la Unión
y al interior del partido oficial no ha favorecido a la jefa del Ejecutivo. En
el Congreso de la Unión, las bancadas mayoritarias en ambas Cámaras permanecen
controladas por legisladores leales a AMLO. En la Suprema Corte de Justicia de
la Nación, los nuevos ministros guardan afinidad con el expresidente. En Morena,
el liderazgo real sigue en manos de su fundador.
Quizás el frente más visible del distanciamiento con la administración
anterior sea el combate al crimen organizado. Bajo la conducción de Omar García
Harfuch en la Secretaría de Seguridad y Protección Ciudadana, la estrategia de
seguridad ha tomado un rumbo marcadamente distinto, destacando las acciones de
inteligencia realizadas por el CNI y otras instancias.
En los primeros meses de 2025 se reportaron más de 26 000 detenciones
por delitos de alto impacto; se aseguraron 204 toneladas de drogas, 14 000
armas de fuego, y se destruyeron 1 193 laboratorios clandestinos en 21
entidades. La captura de líderes de “La Barredora” en Tabasco y el
desmantelamiento de redes de extorsión en el Estado de México ejemplifican el
nuevo enfoque de “mano dura”, que rompe con la política de “abrazos, no
balazos” del sexenio anterior.
En cuanto al huachicol, el gobierno federal ha coordinado operativos
que pusieron al descubierto redes de robo y almacenamiento ilícito de
combustible a escala industrial. En Coahuila se incautaron 15.48 millones de
litros de diésel y gasolina en 129 carrotanques; en Tamaulipas, 10 millones de
litros, además de buques y tractocamiones; en Tabasco, 1.5 millones de litros y
maquinaria para su procesamiento; y en Veracruz se detectó una refinería
clandestina. Estas acciones desafiaron intereses políticos que habían mostrado
tolerancia o incluso complicidad con el desvío de hidrocarburos. Sheinbaum
envía así un mensaje de ruptura con prácticas que durante años se permitieron
en administraciones anteriores.
También han salido a la luz acusaciones contra figuras cercanas a AMLO.
Filtraciones y publicaciones en redes sociales han expuesto viajes y consumos
ostentosos de personajes como Mario Delgado, Ricardo Monreal y Andy López
Beltrán en destinos turísticos de alto costo, junto con otros funcionarios
morenistas que hacen gala de sus fortunas, todo ello sin una explicación clara
sobre el origen de sus recursos.
Especialmente notorios han sido los señalamientos contra el líder de la
bancada de Morena en el Senado, Adán Augusto López, por su posible vinculación
con el grupo criminal “La Barredora” en Tabasco.
A su vez, se difundió la acusación de que la Presidenta se apropió de
una vivienda en la que vivió durante 30 años, sin haber pagado por ella.
Algunos analistas interpretan este señalamiento como una respuesta de actores
inconformes con los ataques en su contra.
Todo esto pueden ser indicios de querer lograr una administración autónoma. Sin embargo, falta mucho para lograrlo. Sheinbaum deberá debilitar las redes de poder
heredadas de su predecesor, construir mayorías políticas propias y garantizar
el funcionamiento independiente de los demás Poderes de la Unión.
La espada de Damocles de la revocación de mandato —una figura promovida
por AMLO durante el sexenio pasado— sigue pendiendo sobre ella. Su margen de
maniobra dependerá en gran medida de su capacidad para construir una narrativa
de éxito —en seguridad, economía y gobernabilidad— que justifique su
permanencia en el cargo. Si lo logra, podrá ser una nueva Cárdenas, que rompió
con el yugo de su antecesor; de lo contrario, su mandato podría convertirse en
la versión contemporánea del Maximato.