Por: Octavio Díaz García de León
Los precandidatos a la presidencia por parte de Morena están en plena
campaña desde hace muchos meses, mientras la oposición sigue sin tener a un
candidato viable. Han surgido algunas propuestas provenientes de las
burocracias partidistas, pero son candidaturas que no encantan a nadie.
Sin embargo, un nuevo entusiasmo ha surgido desde que Xóchitl Gálvez
fue a tocar las puertas de Palacio Nacional y ante la negativa de abrirlas, a
pesar de existir un mandato judicial, se vio que ella podría ser quien, con su
persistencia y valentía, pudiera sacar a Morena de Palacio Nacional.
¿Tiene Xóchitl posibilidades de ganar la presidencia? Probablemente sí.
Considerando que los precandidatos de Morena no tienen el carisma ni el
arrastre que el presidente López Obrador, estos se pueden desdibujar en una
campaña competida.
Los dos precandidatos de Morena más destacados, ambos descendientes de
inmigrantes, Ebrard y Sheinbaum no son candidatos atractivos. De no ser por la
aplanadora que impulsa a Sheinbaum desde Palacio Nacional junto con los enormes
recursos desviados de la Ciudad de México y, en el caso de Ebrard, por sus
propios medios económicos, que no son pocos por lo visto, por sí mismos tendrían pocas posibilidades de
triunfar en la contienda presidencial.
Ebrard proviene del PRI y militó en diferentes partidos; apenas recientemente se unió a Morena. Prefirió
ceder sus logros políticos al ahora presidente y eso le costó, por poco, quedar
fuera del gabinete de López Obrador. Una decisión de última hora lo colocó en
una secretaría que fue una congeladora para sus aspiraciones presidenciales. Es
un buen tecnócrata y en ocasiones buen político, pero no tiene arrastre con la
gente.
Sheinbaum, también tecnócrata y que se ha hecho al amparo de López
Obrador pues no tiene brillo propio, proviene de una izquierda hoy difunta. No
sabemos cuál es su ideología o proyecto, pues, a través de su discurso
sicofante solo adula al presidente. Sin
carisma alguno, no conecta con las masas, a pesar de todos los recursos que le
han metido a su candidatura. Creo que López Obrador ya decidió que sea
Sheinbaum su candidata, así que Morena solo servirá para ratificar esa
decisión.
En cuanto a las alternativas de la oposición, hay una larga fila de aspirantes,
pero con pocas posibilidades. Del PRI no se ven prospectos viables y menos
ahora con la implosión de su más importante reducto: el Estado de México. De La Madrid, colgado de un apellido que ya no dice mucho, tampoco
trae un discurso que conecte con las masas. Beatriz Paredes, ya tuvo mejores tiempos en la burocracia
priista. Alejandro Moreno, salpicado de
corrupción por su gestión en Campeche y con dudas sobre sus lealtades, no se ve
viable.
Del PAN, que ha perdido su mística y su compromiso con sus principios, manejado de una manera caciquil por una cúpula
que solo ve por sus intereses, surge un Santiago Creel que no conecta con el
pueblo y debería entender que ya pasó su oportunidad hace tiempo, o una vociferante
Lilly Téllez que su única bandera es hablar mal del presidente López Obrador.
El PAN podría proponer un par de gobernadores que han hecho un buen
papel, tales como Mauricio Kuri en Querétaro y Mauricio Vila en Yucatán. Lo
malo es que ambos están alejados de los reflectores nacionales y difícilmente
podrían ganar una elección presidencial. Por su parte, ni el PRD, ni Movimiento
Ciudadano se ven con posibilidades de tener un candidato competitivo. Ni hablar
de los partidos satélites de Morena que solo se manejan como negocio: el PVEM y
el PT.
Por todo lo anterior, la figura
de Xóchitl Gálvez para encabezar a la oposición es muy atractiva. Especialmente
porque no milita en ningún partido y sería una excelente candidata ciudadana. La hoy senadora ha defendido las mejores
causas desde el Senado, ha mantenido una disputa valiente contra el presidente
y tiene carisma porque se sabe comunicar en el mismo lenguaje del pueblo, del
cual proviene.
Xóchitl es una persona que surgió desde los niveles más humildes y
desventajosos y que a base de gran esfuerzo supo destacar como universitaria,
empresaria, funcionaria pública y
política. En toda su trayectoria no hay
actos de corrupción que se le atribuyan y ha mostrado una gran labor en favor
de los más desfavorecidos tanto desde el ámbito privado, con su propio dinero, como desde el público.
Xóchitl puede ser una candidata presidencial multifacética que podría convencer
a las clientelas de Morena, a la clase media y a los empresarios. Si los partidos de oposición de verdad quieren
ganar la elección presidencial, bien harían en considerar a Xóchitl como la candidata
que pueda vencer al oficialismo. México está esperanzado en que el próximo
presidente sepa gobernar, no sea corrupto y tenga intención de llevarnos a un
desarrollo sostenido en lugar de regresarnos al pasado y esa candidata puede
ser Xóchitl Gálvez.
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