Por:
Octavio Díaz García de León
En
las elecciones celebradas el 5 de junio ganó la democracia. Pero es solo el
inicio para quienes resultaron electos. Michael Barber cita en su libro “Como
Gobernar…” las palabras de un colaborador suyo cuando Tony Blair gana las
elecciones y llegan a 10 Downing Street (La casa del Primer Ministro del Reino
Unido): “Es curioso, logras la segunda cosa más difícil en política – que es
ganar una elección – y entonces, sin tiempo siquiera para una buena noche de
sueño, empiezas a hacer la cosa más difícil en política, que es gobernar un
país”.
En
esta jornada electoral ganaron unos y perdieron otros: de eso se trata la
democracia. Hubo elecciones muy competidas en todo el país en condiciones más o
menos parejas, aunque persisten grandes áreas de oportunidad como el
financiamiento clandestino e ilegal de las campañas y la compra de votos que es
un vicio del sistema político muy difícil de erradicar. Pero ganó la
democracia, a pesar de todas sus imperfecciones y defectos; a pesar del
desprestigio de los partidos políticos y de los políticos en general; ganó el
país porque siempre es mejor manifestar opiniones de satisfacción o descontento
con los gobiernos a través del voto y no mediante la violencia.
Hubo grandes sorpresas. Contra los
pronósticos y encuestas, el PAN y sus aliados ganaron 7 de las 12 gubernaturas
que estaban en juego. Pero quizá lo más destacable es que hubo alternancia en
ocho de los estados y en cuatro de ellos (Tamaulipas, Veracruz, Quintana Roo y
Durango) se da la alternancia por primera vez desde que se crean el PRI y sus
antecesores. El PAN regresa a gobernar los estados de Aguascalientes
y Chihuahua; y el PRI regresa a gobernar Oaxaca y Sinaloa. También hubo
alternancia en ciudades importantes como
Cd. Juárez, donde ganó un candidato independiente, Tijuana, Chihuahua,
Durango, Pachuca, Tlaxcala, Zacatecas, Matamoros, Reynosa, Playa del Carmen y
Cozumel, entre otras.
La alternancia es
quizá un signo de que la democracia ha funcionado en esta ocasión. Con ella, el
electorado puede probar diferentes opciones de gobierno y cambiar a quien
considera no está logrando los resultados deseados. La alternancia también permite castigar a los
malos gobiernos como lo han prometido los nuevos gobernadores de Chihuahua y
Veracruz, en donde la sociedad está agraviada por los casos de corrupción, la
inseguridad y los endeudamientos excesivos en que incurrieron esos gobiernos.
¿Por
qué el PRI perdió tantas elecciones? Esa
es la gran pregunta que deben estarse haciendo sus dirigentes. Quizá fue una
combinación de varios factores: los malos gobiernos locales; una Presidencia de
la República que entra en su última etapa de gobierno; un encono contra la
corrupción y la inseguridad; malos candidatos y campañas inadecuadas; una
economía que no levanta; la devaluación del peso; el enojo por la impunidad; la
reforma reciente que impulsó el gobierno federal en materia de matrimonio
igualitario. Estos factores y otros, quizá se combinaron para darle al PRI uno
de los peores reveses en elecciones estatales en su historia. En las próximas
semanas habrá muchos análisis que seguramente intenten explicar estos acontecimientos.
Pero
las elecciones ya pasaron. Ahora los nuevos gobiernos deben enfocar sus
baterías a la tarea de gobernar bien para dar los resultados que esperan los
ciudadanos. Como decía antes, ésta es la tarea más difícil en política:
gobernar para dar resultados.
Barber
describe en su libro la importancia de crear una “unidad ejecutiva de implementación”
que se encargue de materializar los proyectos prioritarios del gobierno. En
Gran Bretaña, en decenas de países, en gobiernos locales de todo el mundo y en
el Banco Mundial existen ya este tipo de unidades. Barber propone una lista de
57 reglas para lograr la implementación exitosa de programas de gobierno. Algunas
de estas reglas son:
1. Tener una agenda de trabajo.
2. Decidir las prioridades.
3. Poner pocas metas, pero muy bien
diseñadas.
4. Crear la unidad ejecutiva de
implementación (Pequeña y bien dirigida).
5. Preparar un plan para implementar la
estrategia.
6. Trabajar partiendo desde los principios,
a la estrategia, a las políticas públicas y concentrarse en las iniciativas.
7. Categorizar problemas según su
intensidad y diagnosticarlos con precisión.
8. Enfocarse a la productividad
gubernamental.
9. No existe sustituto para un liderazgo
político sostenido y disciplinado.
10. Divagar
es el enemigo de la entrega de resultados.
Entre
los problemas cuya prioridad reclaman atención no solo en Aguascalientes sino en
todo el país se encuentran: creación de
empleo; reducción de la pobreza; atención a los jóvenes “ninis”; mejoramiento y
ampliación de la cobertura de servicios públicos; mejorar la seguridad pública;
combatir la corrupción; aumentar la transparencia y la rendición de cuentas.
No
todo se resuelve con recursos. Un liderazgo inteligente es capaz de producir
resultados movilizando a la sociedad. Otro factor para que funcionen bien los
gobiernos es que sean capaces de atraer a los mejores talentos para integrar
sus equipos de trabajo mediante una selección con criterios de competencia y no
solo de lealtad y cercanía.
En
esta nueva etapa que inician el gobierno de Aguascalientes, los municipios y el
congreso del estado, el enfoque a resultados será clave para satisfacer las
expectativas de todos los ciudadanos. Les deseo a todos los recién electos el
mayor de los éxitos en su gestión porque solo así nos irá
bien a todos.
________________________________________________________________ Twitter: @octaviodiazg http://heraldo.mx/tag/todo-terreno/ Correo: odiazgl@gmail.com
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