La novela que
ha aterrorizado a generaciones de lectores y a partir del siglo XX a cinéfilos,
es quizá, más que una historia de
terror, la tragedia que vive la creatura creada por el Dr. Víctor Frankenstein. El científico
dedica varios años para encontrar el secreto de la vida a partir de la muerte.
Usando cadáveres y estudiando los procesos de descomposición, un día se topa
con el secreto para dar vida a la materia inanimada. En el relato en voz del
Dr. Frankenstein no se menciona cual es
el secreto de la vida, porque está aterrorizado con su descubrimiento que acabará
por destruirlo a él y a sus seres queridos y no quiere que ese horrible secreto
pase a otras manos. El Dr. Frankenstein crea
un ser humano de gran tamaño ensamblando partes de cadáveres que va uniendo
meticulosamente, hasta que un día, usando su secreto, insufla vida a este ser
monstruoso. En el momento que le da vida, se aterra ante su creación y huye de su
laboratorio. Cuando regresa, su creatura ha desaparecido y no vuelve a saber de
ella hasta que un desconocido asesina a su hermano. Inmediatamente se da cuenta
que el culpable ha sido su monstruo pero inculpan a una niña inocente, amiga de la familia, a quien la
justicia ejecuta.
La creatura,
quién además nunca recibe un nombre aunque la conozcamos por el nombre de su
creador, empieza a vagar por el mundo donde es asediado, agredido,
incomprendido y se le hace culpable de crímenes que no ha cometido. En su
deambular por el mundo, tiene que vivir escondido como animal perseguido. Lo
único que aprende de este mundo es que es cruel. El no pidió que se le trajera
al mundo pero una vez en él, no sabe qué hacer, a donde escapar y sobrevive con
mucha penuria. Desea compañía y está solo. En él crece el deseo de venganza.
Acude a su padre para reclamarle que lo ha abandonado y el doctor solo muestra
rechazo y terror ante su creatura. Ya que el doctor es incapaz de amarlo o
ayudarlo, lo único que le pide el monstruo es que le dé compañía. Que le haga
una mujer como lo hizo a él. El doctor Frankenstein piensa que así se librará
de él y accede. Pero cuando su obra ya está casi terminada, la destruye. Pudo
haber sido el miedo a crear una nueva
raza de monstruos. Pudo ser el arrepentimiento de jugar con la vida y que tan caro le ha costado. El monstruo, ante
la perspectiva de que quedará solo para siempre, enloquece y decide vengarse
del doctor acabando con todos sus seres queridos.
El Dr.
Frankenstein es un científico obsesivo
que no cesa en sus experimentos hasta crear un nuevo ser viviente. Se convierte en padre sin requerir una mujer
que engendre, en un padre involuntario, incapaz de amar al hijo al que ha dado
vida y a quien abandona a su suerte. El padre/creador huye ante el espectáculo
de este nuevo ser que espanta por su aspecto pero que en su interior no es más que un niño desvalido que
requiere atención y cuidados. En la historia
de Shelley el verdadero monstruo es el Dr. Frankenstein quien se presenta como un
padre totalmente desobligado. Su engendro tiene la desventaja de no tener una madre que vele por
él. Por su aspecto, tampoco encuentra un ser que se apiade de él y le dé el
amor que requiere para sobrevivir, para crecer como persona de bien, para ser
feliz, para ayudar a la humanidad como intenta hacerlo, paro no ser incomprendido.
¿Cuántas
creaturas como estas hay en nuestra sociedad? Hijos que crecen sin padres,
abandonados por una sociedad indiferente, o bien con padres que a veces están
presentes pero son peores porque los maltratan, los acosan, los destruyen. Una
parte de nuestra sociedad está enferma y lo vemos en las matanzas que ocurren
en nuestro país. Esos asesinos despiadados son quizá hijos de padres
Frankenstein quienes en el mejor de los casos los abandonaron y dejaron a su
suerte y en el peor de los casos los agredieron y abusaron de ellos.
En contraste,
los padres responsables que arman familias sólidas ayudan a mejorar el mundo
con su tarea diaria de forjadores de personas. Hacen falta más de estos padres
que realizan bien su papel y que desaparezcan los padres Frankenstein que tanto
daño les hacen primero a sus hijos y luego al mundo.
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