17 de febrero de 2025

LA SOCIEDAD CONTRA LA CORRUPCIÓN

 

Por: Octavio Díaz García de León

    Transparencia Internacional publicó recientemente su evaluación anual de la percepción de la corrupción en el mundo, revelando que México ha caído a los niveles más bajos en 30 años. El país se ubicó en el puesto 140 de 180 evaluados, con una calificación de 26 sobre 100 (siendo 100 la ausencia total de corrupción). La percepción general es que en México hay mucha corrupción.

   Desde la época del presidente Miguel de la Madrid, con su propuesta de Renovación Moral de la Sociedad y la creación de la Secretaría de la Contraloría General de la Federación, han surgido numerosas iniciativas gubernamentales para combatir la corrupción.

    Por ejemplo, con Fox se creó la Comisión Intersecretarial para la Transparencia y el Combate a la Corrupción, el Instituto Federal de Acceso a la Información (IFAI), el Servicio Profesional de Carrera y se digitalizaron innumerables trámites, como la obtención de la CURP. Con Peña se instauró el Sistema Nacional Anticorrupción (SNA), se creó la Fiscalía Anticorrupción y se otorgó autonomía al IFAI, transformándolo en el INAI. En este sexenio se está cambiando el nombre de la Secretaría de la Función Pública a Secretaría Anticorrupción y Buen Gobierno, aunque casi no cambian sus atribuciones, mientras que se elimina al INAI.

    Todo ello acompañado a lo largo de los años,  de innumerables reformas a la Constitución, a la ley de responsabilidades administrativas de los servidores públicos,  al código penal, a la ley de adquisiciones, a la de obra pública, a la de transparencia, etc.. Estos programas y cambios a las leyes no han servido para disminuir la corrupción.  

   La razón es que estos intentos que hace el gobierno adolecen de un grave defecto: la falta de una autoridad anticorrupción realmente independiente. Instituciones como la Secretaría Anticorrupción (y su predecesora, la Secretaría de la Función Pública) dependen del presidente de la república; la Fiscalía Anticorrupción tiene muy pocos recursos y casi no se ha notado su actuación; el Comité de Participación Ciudadana que encabeza al SNA,  no cuenta con la fuerza política necesaria para coordinar eficazmente el combate a la corrupción.

   Además, las instituciones que integran el SNA, salvo una, no tienen como mandato principal erradicar la corrupción, sino que abordan temas que inciden marginalmente en ella. Asimismo, intereses políticos impiden que contribuyan eficazmente a combatir la corrupción.

    Si a esto se le suma la falta de voluntad política para atacar la corrupción –como se evidenció en casos como Segalmex o la Estafa Maestra– resulta evidente que el combatir la corrupción desde adentro del gobierno no ha funcionado.  Esto se agrava al considerar que con la reforma judicial, el Poder Judicial ha dejado de funcionar como contrapeso al Poder Ejecutivo y el Poder Legislativo, al estar en manos del partido en el poder, impide la existencia de mecanismos internos al gobierno que sean eficaces para enfrentar la corrupción.

   Ante este panorama, el único contrapeso viable parece ser la sociedad civil. Los casos sonados de corrupción han salido a la luz principalmente gracias a investigaciones realizadas por organizaciones ciudadanas y periodistas de investigación. Ejemplos notables incluyen el “Toallagate” en el sexenio de Fox; la “Estela de Luz” en el sexenio de Calderón; los casos de la “Casa Blanca de las Lomas” y la “Estafa Maestra” durante el sexenio de Peña; y grandes irregularidades en Segalmex, así como en las obras emblemáticas del sexenio de AMLO.

   Entre las organizaciones que han contribuido a revelar estos hechos se encuentran Mexicanos Contra la Corrupción y la Impunidad, así como medios de comunicación como Latinus, Animal Político, Aristegui Noticias y Proceso quienes constantemente exponen casos de corrupción. Otros actores, como los observatorios ciudadanos, el Instituto Mexicano para la Competitividad y Transparencia Mexicana también han contribuido.

   Ante la ineficacia del gobierno para combatir desde adentro la corrupción,  lo que queda es seguir impulsando y fortaleciendo a las organizaciones de la sociedad civil, apoyar al periodismo de investigación –en el que muchos arriesgan su vida– y crear y robustecer, a nivel estatal y municipal, a aquellas organizaciones capaces de vigilar y denunciar los malos manejos de los funcionarios públicos corruptos.

   Las investigaciones de estos organismos de la sociedad civil se pueden convertir en denuncias públicas, aunque quedaría pendiente el que las autoridades investigaran y sancionaran a funcionarios y empresarios corruptos. Por lo menos la presión de la opinión pública se haría sentir y se podrían inhibir algunos de estos comportamientos.  

  La sociedad civil debe participar más activamente en este y otros temas fundamentales que le afectan,  como es el caso de la seguridad, salud y educación. Con su intervención,  quizás algún día el indicador de Transparencia Internacional muestre que nuestro país ha mejorado en el combate a la corrupción.  De lo contrario, la sociedad seguirá siendo dañada gravemente por este fenómeno

3 de febrero de 2025

APLICAR A MÉXICO LA RECETA TRUMP

                                                                                             Por: Octavio Díaz García de León

    El presidente Donald Trump inició su segundo mandato con la firma de numerosas órdenes ejecutivas destinadas a romper con las políticas de la administración anterior. Algunas de estas medidas han generado alarma, mientras que otras parecen sensatas. ¿Qué pasaría si el gobierno de México aplicara algunas de estas medidas? A continuación, se analizan algunas de estas acciones y como podrían implementarse en México:

 ·  Refuerzo de la seguridad en la frontera sur. Trump declaró una emergencia nacional en la frontera con México, desplegando tropas y reactivando programas como "Quédate en México" para gestionar la migración. México enfrenta desafíos similares en su frontera sur con Guatemala y Belice, donde el control es limitado y prevalecen actividades ilícitas como el tráfico de drogas, armas y personas. Aunque la construcción de un muro no es factible, aumentar la presencia militar y establecer barreras físicas en puntos estratégicos podría mejorar la seguridad fronteriza. Además, México debería intensificar la repatriación de inmigrantes indocumentados para mitigar la presión migratoria en su frontera norte.


· Designación de cárteles como organizaciones terroristas. Trump ha considerado clasificar a los cárteles mexicanos como organizaciones terroristas, lo que permitiría una mayor intervención en su combate. En México, el Código Penal ya permite catalogar a la delincuencia organizada como terrorismo cuando amenaza la seguridad nacional. Aplicar esta designación podría priorizar el combate a estas organizaciones y proporcionar herramientas legales más efectivas para su desarticulación.


·  Promoción de la independencia energética. Trump ha impulsado políticas para fortalecer la independencia energética de Estados Unidos, incluyendo la reactivación de proyectos de combustibles fósiles con tecnologías como el fracking. México, ante la disminución en la producción de Pemex y la existencia de reservas de gas y petróleo susceptibles de explotación mediante fracking, debería considerar el uso de esta tecnología para restablecer la rentabilidad de Pemex y el abasto nacional de gas natural. Permitir la participación de empresas privadas en la explotación de estos recursos podría compensar la falta de inversión de Pemex. 


·  Reevaluación de la ayuda exterior. Trump ha propuesto reducir la ayuda exterior para priorizar los intereses estadounidenses. México debería reevaluar su asistencia a países como Cuba, Venezuela y las naciones centroamericanas. Es necesario auditar su eficacia y asegurarse de que los fondos beneficien directamente a las poblaciones destinatarias y no a sus gobiernos. También es necesario saber en qué se utilizaron los cientos de millones de dólares que se enviaron a Centroamérica el sexenio pasado. Tan solo en 2023 México envió 150 millones de dólares a Centroamérica y Cuba a fondo perdido.  


·    Mejora de la eficiencia gubernamental. Trump ha enfatizado la necesidad de reducir el desperdicio y mejorar la eficiencia en el gobierno federal. México ha implementado programas de austeridad que, aunque buscan eficiencia, han afectado la operatividad gubernamental. Otro aspecto donde México lleva mucha delantera a Trump es privilegiando la contratación de fieles al régimen por encima de la contratación de personal capacitado. Establecer un servicio civil de carrera sólido ayudaría a evitar nombramientos de parientes, amigos y recomendados y promovería la profesionalización del servicio público.


·    Revisión de políticas de inclusión. Trump ha criticado las políticas "woke" y busca retornar a criterios tradicionales en temas de género y mérito. México podría revisar sus políticas de inclusión para identificar y corregir posibles excesos, abandonando la parte más dañina y extrema de la doctrina “woke”.


·   Impulso de tecnologías financieras digitales. Trump ha mostrado interés en promover tecnologías financieras digitales, incluyendo criptomonedas. México debería fomentar tecnologías financieras digitales, asegurando una regulación que prevenga fraudes en el caso de las criptomonedas.


·  Transparencia en asuntos de Estado. Trump ha ordenado la desclasificación de archivos relacionados con magnicidios. México podría seguir este ejemplo, promoviendo la transparencia con un sustituto creíble del INAI, no con la propuesta recientemente presentada, en la que habría claros conflictos de interés.


·   Cambiar de nombre a lugares geográficos. El presidente Trump decretó el cambio de nombre del Golfo de México a Golfo de América (falta que le cambie de nombre al estado de Nuevo México). Pero ya existen antecedentes en ambas naciones:   para los americanos el río que nos limita se llama Río Grande, y para los mexicanos Río Bravo.  AMLO y Sheinbaum impulsan por razones ideológicas usar el nombre Golfo de California en lugar de Mar de Cortés, así como Trump por las mismas razones impulsa el usar Golfo de América. En estos manejos hay coincidencias.


·   Aranceles. En cuanto a la imposición de aranceles esto no es bueno para nadie. Esperemos se pueda evitar una guerra comercial.

 

    Implementar algunas de estas políticas podrían beneficiar a México y ayudaría a fortalecer la relación bilateral. Una buena señal es que el presidente Trump está dispuesto a negociar los aranceles  y el gobierno de México a ceder en todo lo que solicita, como se mostró en la llamada del 3 de febrero entre ambos presidentes.